Un césped nuevo y de origen español. En 48 horas cronometradas, hierba «crecida» cerca de Barcelona fue instalada en el Stade de France y será mimada hasta el sábado por la noche, día de la final de la Liga de Campeones entre el Liverpool y el Real Madrid (19h00 GMT).
En el estadio situado en Saint-Denis, en la periferia norte de París, un desfile de camiones descarga cerca de 500 rodillos de césped, como balas de heno. Los tractores despliegan cada rodillo, de entre 750 kg y una tonelada, como una banda de moqueta vegetal de 15 metros de largo por 1,20 metros de ancho.
A su vez, un equipo se activa con sopladores para retirar los granos de arena que emanan del sustrato sobre el que ha estado posado desde noviembre, en una granja de césped del norte de Barcelona. Otro grupo de personas se encarga de unir perfectamente las bandas entre ellas.
El cargamento ha llegado en dos viajes, cargado en 24 semirremolques frigoríficos.
El anterior césped fue retirado, «arrancado», dicen los equipos del Stade de France, el día después de la final de la Copa de Francia a inicios de mayo y, antes de que una larga serie de conciertos tomara el relevo, culminando con el conocido grupo de rock parisino Indochine el pasado 21 de mayo. Una serie de eventos que el césped no podía soportar.
«Se trata de un enorme desafío logístico», resume Loïc Duroselle, director institucional del Stade de France, porque se trata de hacer el cambio en dos días en lugar de cinco, «debido a la cercanía entre el concierto de Indochine y la final de la Liga de Campeones».
La multiplicación de conciertos después de dos años de pandemia, que se alternan con competiciones deportivas, necesita la rápida colocación de este césped ‘todo en uno’, compuesto por una alfombra sintética sobre la que crece el césped natural.
La repentina llegada al programa del estadio de la final de la Champions, inicialmente prevista en San Petesburgo, aceleró el proceso.
Una vez el «revestimiento» de 8.800 metros cuadrados termine el miércoles por la noche, hará falta regarlo, marcar unas bandas y dibujar las marcas.
– «Briznas cortas para jugar rápido» –
En el borde del terreno, el británico Andy Cole, uno de los mejores especialistas europeos de césped y asesor técnico para la filial de Vinci i-turf Management que supervisa la operación, se encarga de los pequeños cuidados.
«¡No hay que olvidar que hay un 5% sintético pero que el 95% de la hierba es natural!», explica este profesional, que se asegurará de que todo esté listo para los primeros entrenamientos del viernes.
«El desafío es la planimetría, hace falta que el balón ruede perfectamente», explica Benoît Lavallée, director adjunto de programación del Stade de France.
Hasta entonces, los dos equipos habrán podido formular a la UEFA sus preferencias, especialmente sobre la altura: «Al Real Madrid le gustaría jugar entre los 20 y los 23 milímetros. El Madrid quiere jugar rápido, cuanto más corta sea la brizna mejor será». Pero será la UEFA quien cortará, «sin duda alrededor de los 24 o 25», pronostica Lavallée.
Toda esta operación para un césped que estará en Saint Denis… solamente un mes.
Después de la final, el mismo terreno será utilizado por la selección francesa de fútbol en junio y la final de Top 14 en rugby para el 24 de junio y después el césped irá al estadio de Le Mans, donde se quedará entre cuatro y cinco años.
«Se volverá a enrollar, cargar y enviar a Le Mans, donde terminará tranquilamente su vida», explica Benoït Lavallée.
El Stade de France podrá volver a acoger conciertos antes de volver a poner un nuevo césped, como lo hace de manera habitual cada verano.
En total, la operación va a costar «entre 300.000 y 500.000 euros (entre 321.249 y 535.415 dólares)», según los equipos del Stade de France.
Y mientras que los profesionales del césped se mueven, los muros de los vestuarios empiezan a vestirse con los colores y escudos de los equipos que se enfrentarán en este estadio de 80.000 plazas, construido a finales de los años 90 para acoger el Mundial de fútbol de 1998.
AFP