Liderazgos latinoamericanos que no están a la altura del momento y la fragmentación política de Washington le pasaron factura a la novena Cumbre de las Américas realizada esta semana en Los Ángeles, opina Richard Feinberg, quien dio el puntapié inicial hace casi treinta años para la primera cita hemisférica.
«Lo que vemos aquí en Los Ángeles es sintomático de los problemas que plagan a América Latina y a Estados Unidos», sostuvo en entrevista con AFP.
De los tiempos cuando Bill Clinton y Al Gore fueron ovacionados en un auditorio de Florida por los líderes de 33 países en la primera Cumbre de las Américas en 1994, mucho ha cambiado la región, dijo Feinberg.
«La calidad de los liderazgos en muchos países se queda corta frente a lo que necesitan comparado con 1994», agregó el académico.
«Brasil tenía a Fernando Henrique Cardoso, uno de los grandes intelectuales de la segunda mitad del siglo XX. Hoy en día tienen a este payaso Bolsonaro».
Feinberg destacó la intervención del debutante presidente chileno, Gabriel Boric, a favor del diálogo.
«Esto por supuesto se contradice abiertamente con la posición de AMLO, o de algunos de los líderes centroamericanos que decidieron que quedarse en casa era mejor que dialogar. ¿Es miedo al intercambio cara a cara?».
– «Brechas» –
En el plano doméstico, Feinberg apunta que la fragmentación política de Washington también influyó en la Cumbre.
«En Estados Unidos tienes un país y un partido Demócrata tan divididos, tan polarizados, que es extremadamente difícil que a cada tema se pueda una respuesta política coherente. Debido a todas estas tensiones y contradicciones, se tiende a la ambigüedad intelectual y a la incoherencia política», agregó.
«En inmigración, fundamentalmente, ¿estamos a favor de sumar más inmigrantes a la fuerza de trabajo estadounidense, o no? ¿estamos en serio a favor de una transición energética? En política internacional, ¿queremos regresar al liderazgo global y al multilateralismo o básicamente estamos en Estados Unidos primero?».
Feinberg dice que aún es muy temprano para saber cómo sale el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de esta Cumbre. «Pero noto que muchos observadores ven que México torpedeó el evento realizado por Estados Unidos, y en respuesta recibe una invitación personal a la Casa Blanca».
El presidente mexicano rechazó acudir a la cumbre en represalia a la exclusión de los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que Washington considera no democráticos. La Casa Blanca informó luego que recibirá a AMLO en julio. «El mensaje que envía al mundo es que si le causas problemas a Estados Unidos, te ponen la alfombra roja», dijo Feinberg.
– «Momento mágico» –
La primera Cumbre de las Américas nació en menos de 48 horas.
Feinberg cuenta en su libro «Summitry in the Americas» que aunque la idea de una cumbre flotaba en el aire en los años 1990, fue una visita del entonces vicepresidente estadounidense, Al Gore, a México lo que precipitó las cosas.
Un día antes de viajar, repasando su discurso, Gore sentía que algo faltaba. Mientras asesores intercambiaban ideas, Feinberg, quien entonces trabajaba en la Casa Blanca, destacó que el contexto era oportuno para una cumbre. Pocos años antes se había concretado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, por sus siglas en inglés), la Unión Europea se expandía y Asia vivía cambios.
«América Latina corría el riesgo de quedarse atrás».
El vicepresidente compró la propuesta y se la vendió al presidente Bill Clinton. Tras varias llamadas telefónicas, al día siguiente Gore anunciaba en México la primera Cumbre de las Américas.
«Este es un momento mágico», dijo Clinton en la inauguración de la cita en Florida en 1994.
«El presidente Clinton era, y aún es, muy admirado (…) aportó un nivel de liderazgo, de agudeza intelectual, de energía, de relativa juventud. Todo estos factores, y el propio Gore que era visto como un peso pesado de la política. Alineamos los factores positivos, y cuando lo comparas con hoy puedes ver la diferencia», opina Feinberg, quien vuelve sobre aquellos años con un toque de nostalgia.
Volviendo al presente, Feinberg abordó las palabras de Biden en la cumbre empresarial del evento: «Fue un discurso estándar mencionando de vez en cuando a América Latina», comentó. «Los políticos dicen: ‘Él no está hablando a esta audiencia, sino a la Cámara. Pero la Cámara ha escuchado este discurso 1.000 veces. ¿Por qué tienen que oírlo 1.001 veces? Lo siento, creo que eso es una mala política».
AFP