Serguéi Gaidai, gobernador de una región del este de Ucrania bombardeada sin cese por las fuerzas rusas, muestra los bolsillos de su chaleco antibalas llenos de municiones y material de urgencia. «Hay que estar preparado para lo peor», dice.
Nombrado por el presidente Volodimir Zelenski, este hombre de 46 años está al frente de la región de Lugansk, donde se encuentran la ciudad de Severodonetsk, en la que se libran combates entre las fuerzas rusas y ucranianas, y la localidad de Lysychansk, bajo disparos de artillería.
«La situación es difícil, en la ciudad (de Lysychansk) y en toda la región», afirma en una entrevista con la AFP. Los rusos «bombardean nuestras posiciones las 24 horas del día», dice.
En Lysychansk, todo se prepara para los combates callejeros: los soldados cavan agujeros y ponen alambradas, y la policía coloca coches calcinados en las calles para frenar el tráfico.
«Una expresión dice: hay que prepararse para lo peor y lo mejor vendrá sólo», cuenta Gaidai.
«Por supuesto que tenemos que prepararnos», reitera el responsable, que ya ha advertido varias veces que las tropas rusas acabarán por rodear Lysychansk y cortarán las principales carreteras de suministro.
«Es una guerra, todo puede pasar», dice.
Desde Lysychansk, la artillería ucraniana ataca las posiciones rusas en Severodonetsk, y los rusos responden con disparos de mortero y cohetes.
– «Ningún lugar seguro» –
«Miren cómo Severodonetsk resistió: pueden ver que ellos no la controlan totalmente… No pueden ir más rápido (ni) colocar sus grandes cañones y tanques», explica el gobernador.
Como otros responsables ucranianos, espera que los aliados occidentales de Ucrania les entregarán «lo antes posible» más «armas de largo alcance». «Esta bien que Occidente nos ayude, pero llega tarde», lamenta.
El gobernador podría ir a Severodonetsk para ver cómo están sus tropas, «pero es extremadamente arriesgado».
De hecho, «no hay ningún lugar seguro en toda la región de Lugansk», admite, mientras se oyen explosiones en los alrededores.
Su chaleco antibalas está lleno de cajas de cartuchos, y tiene un fusil semiautomático en el coche. «Si es necesario, combatiré», dice.
Gaidai, nacido en Severodonetsk, fue nombrado por Zelenski tras su elección en 2019.
«Estoy aquí para ayudar a la gente en todo lo posible», explica sobre este trabajo de administrador en tiempos de guerra que le obliga a «guardar (sus) emociones para (él)».
«Me duele ver cómo mi ciudad natal está siendo destruida», dice. También ver cómo la guerra mata a personas que conoce: «Soy un ser humano, pero entierro todo esto en el fondo de mí».
– «Necesidad de hablar» –
La vida es muy dura para el «10%» de los habitantes de Lysychansk que se han quedado en la ciudad, sin red telefónica, ni agua corriente ni electricidad. Cocinan con leña y viven refugiados en sótanos.
«Intentamos convencerlos para que se vayan», pero «algunos se niegan categóricamente». Y sólo un «pequeño porcentaje» espera que Moscú haga de su región un «mundo ruso», según él.
El gobernador Gaidai comunica a diario sobre el estado del conflicto, a través de redes sociales como Telegram o Facebook.
«Necesitamos hablar» para contrarrestar la propaganda rusa, pero también para que la gente de la región «entienda que no los hemos abandonado, que estoy aquí con ellos», señala.
También cree que sus mensajes tienen otra utilidad posible: ayudar a hacer condenar al presidente ruso, Vladimir Putin, «cuando lo llevemos ante la justicia en (la Corte Penal Internacional de) La Haya».