La segunda ronda de contactos entre los delegados de Joe Biden y Nicolás Maduro ha avanzado este martes en Caracas sin las expectativas de marzo. «Falta mucho todavía, mucha diplomacia, mucho diálogo y mucho entendimiento», ha destacado el «hijo de Chávez», quien en, esta ocasión, ha delegado en Jorge Rodríguez, presidente del órgano legislativo chavista y jefe de la delegación revolucionaria en la mesa del diálogo de México, el recibimiento a los funcionarios de la Casa Blanca.
La presencia en la delegación estadounidense del embajador, James Story, y del enviado especial, Roger Carstens, marcan de antemano cuáles son los dos principales puntos a tratar en este viaje: la libertad de los presos de EEUU en las cárceles de Maduro y las negociaciones en México entre gobierno y oposición, suspendidas desde hace ocho meses. Nada más aterrizar en Caracas, Story ha mantenido una reunión con Juan Guaidó, a quien la administración demócrata sigue considerando presidente encargado del país y su gran aliado.
La ausencia del jefe de la primera delegación, Juan González, principal asesor de Biden para América Latina, ha rebajado las expectativas del encuentro, centrándolo, sobre todo, en los rehenes, pero sin olvidar que el eje fundamental del «mini-deshielo» es el petróleo en medio de la crisis energética mundial.
«Conseguir grandes avances está difícil, porque las elecciones (de mitad de mandato) están encima. Otra cosa será a finales de año veremos. Desde el punto de vista político, en EEUU el viaje no ha alcanzado mayor repercusión mediática», ha adelantado para EL MUNDO María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
El impacto de la primera visita de marzo, a los pocos días de comenzar la invasión rusa de Ucrania, provocó una fuerte contestación interna en EEUU, lo que frenó unos avances que se han producido posteriormente a cuentagotas. Mientras que, al principio, el chavismo liberó a dos de los rehenes estadounidenses, Washington posteriormente levantó las sanciones a Carlos Malpica, sobrino favorito de la primera combatiente revolucionaria Cilia Flores, quien fungió como vicepresidente de Finanzas de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y como comisionado presidencial.
La administración Biden también dio luz verde a que las petroleras estadounidense Chevron, italiana ENI y española Repsol vuelvan a producir y exportar oro negro a Europa, con la intención de paliar la actual crisis energética.
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