El mayor peregrinaje del hach desde el inicio de la pandemia del coronavirus en 2020 comenzó el miércoles con cientos de miles de fieles, en su mayoría sin mascarilla, alrededor del sitio más sagrado del islam, La Meca, en el oeste de Arabia Saudita.
Un millón de musulmanes con la vacunación completa, incluidos 850.000 procedentes del extranjero, pudieron participar en el hach, después de dos años de limitaciones drásticas por la pandemia.
En la Gran Mezquita de La Meca, los peregrinos deben efectuar el «tawaf», la circunvolución alrededor de la Kaaba, una gran estructura cúbica envuelta en un tejido negro bordado con oro al que los musulmanes en todo el mundo se vuelven para orar.
Muchos optaron por realizar el ritual antes del miércoles, inicio oficial del hach.
La tarde del martes, fieles masculinos en túnicas blancas y mujeres en batas coloridas caminaron lado a lado sobre los pisos blancos cerca de la Kaaba, en su mayoría sin mascarilla pese a que las autoridades dijeron en junio que serían obligatorias en el sitio.
«Acabo de orar por ustedes», dijo una peregrina de túnica verde en una videollamada con familiares.
«Te amo madre, los amo a todos», agregó ella saludando con la mano a la cámara de su teléfono móvil mientras caminaba alrededor de la Kaaba.
– Cinco días de rituales –
El hach de este año es más grande que las versiones de 2020 y 2021, pero menor que en tiempos normales.
En 2019, unos 2,5 millones de musulmanes de todo el mundo participaron en el evento anual, un pilar del islam que todo musulmán físicamente capaz debe realizar al menos una vez en su vida.
Posteriormente, el coronavirus obligó a una drástica reducción. Unos 60.000 ciudadanos y residentes de Arabia Saudita, todos vacunados, participaron en 2021, y solo pocos millares lo hicieron en 2020.
El peregrinaje consiste en una serie de rituales religiosos que se efectúan a lo largo de cinco días en la ciudad más santa del islam y sus alrededores, en el oeste de Arabia Saudita.
El jueves, los peregrinos irán a Mina, a unos cinco kilómetros de la Gran Mezquita, antes del principal ritual en el Monte Arafat, donde se cree que el profeta Mahoma brindó su último sermón.
– «Mucho calor» –
Quienes intentan realizar el hach sin permiso se exponen a multas de 10.000 riyales sauditas (unos 2.600 dólares).
La policía en la ciudad montañosa instalaron puestos de control y realizaron patrullajes a pie con sombrillas verdes para resguardarse del sol calcinante.
Las temperaturas en La Meca alcanzaron el martes más de 40ºC.
Dentro de la Gran Mezquita, médicas femeninas se instalaron en varios puntos y voluntarios con sillas de ruedas aguardaban para ayudar a quienes necesitaran asistencia.
Algunos peregrinos llegaron con ropas que exhiben los nombres y banderas de sus países. «Hach 2022 – Chad», se leyó en la espalda de las túnicas blancas de un grupo.
Organizar el hach es un asunto de prestigio y fuente de legitimidad política para las autoridades de Arabia Saudita.
Con un valor de al menos 5.000 dólares por persona, es también una fuente de ingresos para el mayor productor mundial de petróleo, que busca diversificar su economía.
En años normales, el peregrinaje genera miles de millones de dólares.
Actualmente representa una oportunidad para mostrar la transformación social del reino, pese a los persistentes reclamos de abusos de derechos humanos y límites a las libertades individuales.
Arabia Saudita ahora permite a las mujeres participar en el hach sin la compañía de un familiar masculino, un requisito eliminado el año pasado.
«Estar aquí es lo mejor que ha pasado, no puedo esperar por el resto», comentó la peregrina egipcia Naima Mohsen, de 42 años, quien llegó sola a la Gran Mezquita.
«Mi único problema es el clima, hace mucho calor», agregó.
AFP