Organizaciones sociales y sindicales de Argentina se manifestaron este miércoles para reclamar un «salario básico universal» que complete los bajos ingresos de más de siete millones de personas y para hacer frente a la inflación galopante.
«Estamos diciendo algo muy claro: nos estamos pegando una piña (un puñetazo en el rostro) y necesitamos un paragolpe y ese paragolpe es el salario básico universal ya!», afirmó Juan Marino, dirigente de la Unidad Piquetera.
El reclamo proviene de organizaciones sociales que integran o son cercanas a la coalición de gobierno Frente de Todos (peronismo de centro-izquierda), pero que tienen posiciones muy críticas del rumbo económico del gobierno del presidente Alberto Fernández.
El salario básico universal que reclaman consiste en un monto mensual equivalente a dos canastas básicas alimentarias para un adulto, lo que en mayo hubiera sido de 28.200 pesos (211 dólares) para todos los bajos ingresos.
«Si no hay (fondos) para que salgamos de la pobreza, por lo menos que no haya indigentes, es una cosa tan elemental, no entiendo por qué no se dan cuenta que (este reclamo) no es política», declaró fuera de sí Juan Grabois, otro dirigente social, en un acto realizado al pie del Puente Pueyrredón, que conecta la periferia sur con la capital.
Grabois reclamó al presidente que dé «una propuesta mejor. No nos salgas a decir que hay que calmar a los mercados, vení a calmarnos a nosotros», le lanzó.
La inflación de Argentina, una de las más altas del mundo, acumuló 36,2% en el primer semestre de 2022, lo que provoca que incluso trabajadores asalariados caigan en la pobreza porque sus sueldos quedan rezagados en relación al alza de los precios.
Más de cuatro millones de personas reciben diferentes subsidios del estado.
La pobreza abarca a 37% de la población y el desempleo es de 7%, pero para el índice se considera ocupados a unos 500.000 trabajadores informales de la llamada ‘economía popular’ beneficiarios de parte de esos subsidios.
Tras la renuncia del exministro de Economía Martín Guzmán el pasado 2 de julio, se agudizó la espiral inflacionaria mientras la moneda se hunde en el mercado negro, pese a que la nueva ministra, Silvina Batakis, ratificó el rumbo económico y se comprometió a cumplir las metas previstas con el Fondo Monetario Internacional.
Argentina se comprometió con el FMI a reducir el déficit fiscal de 3% en 2021 a 2,5% este año, 1,9% en 2023 y 0,9% en 2024.
AFP.