Para el apicultor yemenita Mohamed Saif, la producción de miel era una actividad lucrativa, pero el negocio familiar ha sufrido el impacto de años de guerra y el cambio climático.
La producción heredada de padre a hijo «está desapareciendo lentamente», dijo Saif a la AFP. «Las abejas están siendo afectadas por fenómenos extraños. ¿Será por el cambio climático o por la guerra? Realmente no sabemos».
Yemen, uno de los países más empobrecidos del mundo, vive desde 2014 envuelto en un mortal conflicto que enfrenta a rebeldes hutíes apoyados por Irán y a las fuerzas gubernamentales respaldadas por una coalición militar encabezada por Arabia Saudita.
Los últimos ocho años, cientos de miles de personas han muerto en los combates o por enfermedad y desnutrición y la infraestructura del país ha sido devastada.
Pero una frágil tregua auspiciada por la ONU se ha mantenido desde abril, trayendo algo de alivio a una población agobiada por la guerra.
En la región suroccidental de Taez, Saif hizo un balance de sus colmenas en un valle escarpado rodeado de montañas.
Antes de la guerra, su familia contaba con 300 colmenas. Ahora le quedan 80.
Expertos consideran que la miel de Yemen es una de las mejores del mundo, incluyendo la preciada Royal Sidr, conocida por sus propiedades terapéuticas.
La ONU considera que la miel tiene un «papel vital» en la economía yemenita, con 100.000 familias que dependen de ella.
– Ecosistemas golpeados –
«La industria ha sufrido pérdidas enormes desde el inicio del conflicto», señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en un informe de junio.
«El conflicto armado y el cambio climático amenazan la continuidad de una práctica de 3.000 años», señaló la CICR.
«Olas sucesivas de desplazamiento para huir de la violencia, el impacto de la contaminación de armas en las áreas productivas y el impacto creciente del cambio climático empujan a miles de apicultores a la precariedad, reduciendo fuertemente la producción», agregó.
Saif lo vive en carne propia.
«El año pasado en nuestra aldea, un misil cayó en las colmenas de un apicultor. Perdió todo», indicó.
«La guerra ha tenido un impacto muy malo para nosotros. Los combatientes han atacado zonas donde hay abejas», agregó.
Bashir Omar, del CICR, indicó que el conflicto limitó la capacidad de los apicultores de viajar por el país para recoger la miel.
Las minas antipersonales y las zonas de combate son algunos de los desafíos que enfrentan.
«Para agravar las cosas, Yemen, como otros países en guerra, sufre desproporcionadamente los efectos del cambio climático», señaló el informe del CICR.
«El aumento de temperatura los últimos años, sumado a las graves alteraciones al medio ambiente, perturban el ecosistema de las abejas, lo cual repercute en el proceso de polinización», acotó.
Además, «con el descenso de las capas freáticas y la creciente desertificación, áreas previamente dedicadas a la agricultura y la apicultura ya no sostienen esos medios de vida».
Este año el CICR ha dado apoyo financiero y capacitación a los apicultores, tras una iniciativa similar en 2021 que ayudó a casi 4.000 productores.
Nabil al-Hakim, quien vende miel en las tiendas de Taez, recuerda los años dorados antes de que el conflicto arrasara el país.
«Antes de la guerra nos iba bien vendiendo miel (…) pero la miel se ha vuelto rara y los clientes ya no pueden pagarla», lamentó.
«Antes yo vendía hasta 25 garrafas de cinco litros por mes. Ahora no vendo ni una», admitió.
AFP