Durante décadas la dictadura cubana redobló esfuerzos para presentar al país como una potencia médica a nivel mundial. Sin embargo, detrás de esa presunta gesta se esconde un oscuro sistema de tráfico y explotación de personas impulsado a partir de las misiones médicas que el régimen envía a decenas de países en todo el mundo. La ONG Human Rights Foundation (HRF) realizó un informe en el que revela detalles de cómo se desarrolla este complejo esquema que ha proporcionado miles de millones de dólares a la dictadura.
Según el Informe sobre la trata de personas (TIP), emitido anualmente por el Departamento de Estado de Estados Unidos, países como Cuba, Afganistán, China, Irán, Corea del Norte, Rusia y Siria, entre otros, tienen una “política o patrón” de trata de personas a partir de programas financiados por el gobierno, trabajos forzados en servicios médicos afiliados al Ejecutivo, esclavitud sexual o reclutamiento de niños.
En el caso de Cuba, organizaciones intergubernamentales y gobiernos extranjeros han denunciado la trata de personas patrocinada por el Estado en las misiones médicas de Cuba.
Según el reporte de HRF, durante los últimos 59 años las misiones médicas cubanas desplegaron a más de 400.000 trabajadores sanitarios en 164 países. Al momento de enviarlos, el régimen los presenta como “misioneros de la Revolución Cubana”. Actualmente, hay entre 34.000 y 50.000 profesionales en más de 60 países de África, América Latina, Europa y Oriente Medio.
La dictadura aprovechó el contexto de la pandemia de coronavirus para ampliar sus misiones médicas en el extranjero. Desde marzo de 2020, aumentó el número y el tamaño de esas misiones, enviando más de 2.770 trabajadores sanitarios adicionales a 26 países. Si bien el régimen envió a sus médicos en una supuesta muestra de “solidaridad” con la grave crisis que estaba atravesando todo el mundo, la realidad es que las misiones médicas le permitieron compensar la pérdida de ingresos por la falta de turismo debido a la pandemia.
Todo el sistema médico en Cuba es controlado exclusivamente por el Estado. Desde principios de la década de 2000, la venta de servicios de las misiones médicas se convirtió en la principal fuente de ingresos extranjeros de la isla, generando más que cualquier otro sector de la economía local. El Informe TIP 2021 estimó que el régimen castrista recauda entre seis y ocho mil millones de dólares anuales a través de las misiones.
Pero el claro beneficiado es el Estado. “El régimen totalitario cubano ha utilizado su desproporcionado poder sobre los profesionales de la medicina y sus condiciones de empleo para explotar y abusar de los trabajadores de la salud a través de innumerables mecanismos coercitivos, que van desde la amenaza de separación de la familia y el exilio forzoso hasta las restricciones de movimiento y el robo de salarios”, señala el reporte de Human Rights Foundation.
La dictadura saca provecho de la baja remuneración de los médicos cubanos para coaccionarlos aún más en el programa de misiones médicas. Una vez en el programa, el personal “se enfrenta a violaciones de sus derechos de libertad de asociación, libertad de movimiento y libertad de expresión”. Asimismo, en caso de negarse a formar parte o de no cumplir con lo establecido por el Estado, los trabajadores también deben hacer frente a una fuerte persecución y amenazas por parte de las autoridades.
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