El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden propuso al Congreso una cuota de 125.000 refugiados para el año fiscal 2023, de los cuales 15.000 serían de América Latina y el Caribe, informó este viernes el Departamento de Estado.
El Departamentos de Seguridad Nacional (DHS), junto con el departamento de Estado y el de Salud y Servicios Humanos transmitieron al Congreso un informe con la propuesta de admisión de refugiados para el año fiscal 2023, que comienza el 1 de octubre.
El informe aconseja un objetivo de 125.000 «para abordar las crecientes necesidades generadas por las crisis humanitarias en todo el mundo, incluidos los más de 100 millones de desplazados», afirmó este viernes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado.
Por regiones prevé asignar 15.000 admisiones a América Latina y el Caribe (las mismas que para el año fiscal 2022), 40.000 a África, 15.000 a Asia Oriental, 35.000 a Oriente Medio y Asia Meridional y 15.000 a Europa y Asia Central.
Otras 5.000 quedan sin asignar y pueden ser para cualquier región.
Los países de América Latina y el Caribe albergan a cerca de 15,4 millones de solicitantes de asilo, refugiados, apátridas y desplazados internos, lo que representa alrededor del 18% de la población mundial desplazada por la fuerza, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Desde el año fiscal 2017, la mayoría de los refugiados llegados de América Latina a Estados Unidos proceden de El Salvador, Guatemala y Honduras. Huyen de la violencia, la pobreza, la corrupción y los efectos del cambio climático que exacerban la inseguridad alimentaria.
Biden es partidario de una migración «ordenada» bajo el principio de una responsabilidad compartida porque no quiere que su país cargue con todo el peso del flujo migratorio.
Y logró incluir este principio en la Declaración de los Ángeles sobre Migración firmada por 20 países en la Cumbre de las Américas de junio pasado, en la que se comprometió a acoger a 20.000 refugiados de América Latina y el Caribe en 2023 y 2024.
Su predecesor, el presidente republicano Donald Trump, aplicó una política migratoria estricta: en 2020 rebajó a 15.000 la cuota total de refugiados que podrían entrar en el país. Al año siguiente Biden la subió a 62.500.
En el comunicado Price afirma que el gobierno prioriza «la reconstrucción y el fortalecimiento» del programa de admisión de refugiados «y lo moderniza», incluso aumentando «las oportunidades de que los estadounidenses participen directamente en el reasentamiento» a través de un programa piloto que debe lanzarse este año.
AFP.