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Ucrania

Los combates de artillería arrecian en el frente sur de Ucrania

Los combatientes de Kobzartsi, último pueblo ucraniano antes de la línea de frente con Rusia en el sur, celebran la precisión de su artillería, pero después de un disparo corren a protegerse bajo los escombros de una escuela.

En la otra extremidad del terreno, la humareda indica que el tiro dio en el blanco, en un paisaje chato y despoblado. Un drone que sobrevuela el horizonte envía imagenes que dejan pensar que dos rusos murieron.

Los soldados que habían instalado con celeridad el enorme disparador de obuses festejan, pero los tiroteos que se sucedieron a lo largo de la jornada amenazan con intensificarse y los obliga a ocultarse rápidamente en lo que queda de una escuela.

Dos conductores de ambulancias estacionados cerca de sus unidades se entienden con las miradas y retroceden en busca de protección en un gimnasio en ruinas.

«No nos dejan olvidar que siguen allá», comenta Andrii, de 24 años, que antes de la guerra era soldador.

«Puede haber algún problema allí», en el lugar que acaban de dejar, añade su camarada de armas Oleskii, de unos pocos años más.

Ambos prefieren no revelar su identidad completa por razones de seguridad, como todos quienes sirven en las fuerzas armadas ucranianas.

«Pero sabemos que sufren mucho más de su lado que del nuestro», añade Oleksii con un esbozo de sonrisa.

La moral de las tropas podría resultar vital en momentos en que Ucrania intenta mantener en las hostiles estepas del sur el entusiasmo de la contraofensiva llevada a cabo en el norte.

El objetivo final es Jersón, una ciudad clave para la conexión entre la penñinsula de Crimea, anexada por Rusia en 2014, y la costa del mar de Azov.

– Seis semanas antes de las heladas –

Jersón, que contaba con unos 288.000 habitantes antes de la guerra, fue la primera ciudad de importancia tomada por las fuerzas rusas al comienzo de su ofensiva lanzada el 24 de febrero.

La administración de ocupación rusa juró convertirla en una «fortaleza» para resistir la ofensiva ucraniana en esa región, que Moscú declaró anexada en septiembre.

Los ucranianos tienen aproximadamente seis semanas antes de que las heladas invernales bloqueen su avance.

Según un asesor del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, Moscú envió nuevos refuerzos y actualmente cuenta con treinta batallones tácticos alrededor de Jersón.

Cada una de estas unidades bien equipadas incluye hasta 800 soldados y controla una parte específica del frente.

«Es una enorme fuerza militar que será difícil quebrar», advirtió esta semana el consejero presidencial ucraniano Oleksii Arestovich.

Los combates de artillería en las zonas situadas al norte de Jersón se libran con tanques y grandes cañones en terrenos abiertos en los que apenas quedan ruinas.

Kobzartsi es una de las muchas localidades que figuran en el mapa de Ucrania, pero que prácticamente ya no existe.

Sus dos calles principales están bordeadas por los restos de casas rurales y montones de escombros donde antes se levantaban edificios.

– Siempre escondidos-

Según los soldados, algunas decenas de habitantes siguen ocultos en sus sótanos. Son pocos quienes se aventuran fuera, debido a los bombardeos y a los artefactos sin explotar en las carreteras y los huertos.

«Se esconden casi todo el tiempo», señala el paramédico Oleksii. «Intentamos ayudarles y a veces los voluntarios les entregan provisiones. Pero no podemos hacer mucho más», explica.

El comandante de la unidad de artillería es un hombre de 47 años, que tomó por nombre de guerra «Anaconda». Llamó a su perro «Javelina», en referencia a los misiles antitanque estadounidenses Javelin, que tuvieron un papel determinante para repeler el asalto ruso a Kyiv durante el primer mes de guerra.

Anaconda reconoce que realmente no sabía cómo utilizar cualquier arma moderna cuando fue movilizado y dejó su trabajo en la aduana en el momento de la invasión.

«Te sientes mal si disparas y fallas», cuenta rièndose de sí mismo. «Pero realmente tratamos de hacer todo lo mejor posible y progresamos diariamente», asegura.

AFP.