La policía de Brasil informó este viernes que casi terminó de despejar los bloqueos de carreteras de seguidores del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que protestan desde el domingo contra la victoria electoral del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Mientras, el equipo de transición de Lula empezó a instalarse en un edificio en Brasilia donde trabajará hasta la toma de posesión del líder izquierdista, el 1 de enero de 2023.
«Todas las carreteras federales están libres de bloqueos», aunque hay 11 cierres parciales, que no impiden el flujo del tránsito, en cinco de los 27 estados, indicó la Policía Federal de Carreteras (PRF) en redes sociales.
Desde que Bolsonaro perdió el balotaje presidencial el domingo por estrecho margen (50,9% a 49,1%), la autoridad despejó 966 cortes viales en el país, que causaron problemas de desplazamientos y de transporte de mercancías.
Las manifestaciones en las rutas empezaron a extinguirse luego de que el presidente saliente, quien no ha reconocido explícitamente su derrota electoral, pidiera el miércoles a sus seguidores poner fin a esas acciones debido a su impacto en la economía y en el derecho a la libre movilidad.
Asociaciones industriales habían advertido riesgos de desabastecimiento y falta de combustibles en caso de que los bloqueos perduraran.
Bolsonaro, sin embargo, dio su apoyo a otro tipo de protestas, sin bloqueos, contra la victoria del líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien gobernará el país por tercera vez tras dos mandatos entre 2003 y 2010.
En los dos días siguientes al balotaje, el jefe de Estado de extrema derecha se mantuvo en silencio, una actitud que según sus críticos alimentó la proliferación de protestas.
Pero luego de que varios aliados reconocieran el resultado, Bolsonaro, de 67 años, prometió el martes «cumplir la Constitución» y autorizó el inicio de la transición de gobierno.
Incluso luego ha mantenido un bajo perfil y el jueves no realizó su acostumbrada transmisión en vivo por redes sociales.
– Transición, en marcha –
El miércoles, miles de bolsonaristas se congregaron frente a cuarteles en las principales ciudades de Brasil para pedir una intervención militar.
En Brasilia, un centenar de personas se agolpaba la mañana de este viernes frente a una instalación del ejército, constató un fotógrafo de AFP. En Sao Paulo eran una treintena, según videos en redes sociales, mientras que en Rio de Janeiro reinaba la calma.
El mandatario saliente se reunió brevemente el jueves con el vicepresidente electo Geraldo Alckmin, cabeza del equipo de empalme de Lula, quien describió un encuentro «positivo».
La transición dio sus primeros pasos el viernes: la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, inspeccionó junto a otros miembros del equipo las instalaciones del Centro Cultural Banco de Brasil, en la capital brasileña, donde trabajarán 50 funcionarios más un grupo de voluntarios.
«La idea es que a partir del lunes comencemos a ocupar el espacio», dijo Hoffmann a periodistas.
Celebraciones por el regreso al poder del exmandatario colmaron las calles de las principales ciudades del país la noche del domingo, en manifestaciones que generalmente ocurrieron sin incidentes, aunque hubo episodios de violencia.
Una niña de 12 años, que fue baleada mientras celebraba la victoria de Lula, murió este viernes en Belo Horizonte, según medios locales. La policía investiga si el hombre que disparó tuvo motivaciones políticas.
AFP.