Dina Boluarte era una desconocida en la escena política hasta que la sorpresiva victoria electoral de Pedro Castillo, en julio de 2021, la sacó del anonimato. Casi un año y medio después se convirtió este miércoles en la primera mujer en presidir Perú tras la destitución por «incapacidad moral» del mandatario izquierdista.
Abogada y madre de 60 años, fue una de las caras más conocidas del gobierno desde su cargo de ministra de Desarrollo e Inclusión Social, que ejerció –a la par de la vicepresidencia– desde el inicio de la gestión de Castillo hasta hace dos semanas.
El ahora expresidente, que se encuentra detenido bajo acusación de rebelión, la excluyó del quinto gabinete ministerial con ocasión de una rotación de ministros.
«Tiene un perfil de mujer luchadora», dijo la congresista izquierdista Sigrid Bazán tras encomiar la designación de la nueva presidenta.
Hace apenas dos días, la flamante presidenta de Perú se salvó de ser inhabilitada a ejercer cargos públicos por 10 años luego que una comisión del Congreso desestimó y archivó una denuncia que buscaba destituirla del cargo de vicepresidenta por una supuesta infracción constitucional.
Boluarte había sido denunciada ante el Congreso por la Contraloría por ejercer un cargo en una entidad privada al mismo tiempo que el de funcionaria, algo que la ley peruana prohíbe.
Según la Contraloría, firmó documentos como presidenta del Club Departamental Apurímac cuando ya formaba parte del gobierno. Ella admite que firmó los documentos, pero alegó una serie de razones burocráticas para ello.
Este club lo integran quienes, como ella, residen en Lima y son oriundos de Apurímac, una región del sureste del país.
Allí, en el distrito de Chalhuanca, nació el 31 de mayo de 1962 esta mujer de voz pausada y hablar suave que lleva con discreción su vida privada.
– El mandato del pueblo –
En julio, Boluarte dijo estar dispuesta a sentarse en la silla presidencial e incluso terminar el período, hasta 2026, si el izquierdista Castillo, investigado por corrupción desde la Fiscalía y ya entonces cercado políticamente en el Congreso, era destituido.
«Hay un mandato que el pueblo nos ha otorgado, gobernar por cinco años y esa es la única agenda que tenemos. Trabajar estos cuatro años que quedan (de período constitucional) por los más vulnerables, los más necesitados», dijo al ser consultada sobre la posibilidad en una rueda de prensa.
Boluarte afirmó entonces que en reiteradas ocasiones Castillo le ha negado personalmente haber cometido algún acto de corrupción.
En diciembre de 2021 Boluarte había manifestado, cuando Castillo enfrentaba un segundo intento de destitución en el Parlamento, que renunciaría a su cargo, con lo cual rechazaba así una sucesión por mandato constitucional.
AFP.