Las violentas protestas que se registran en Perú en demanda de elecciones generales anticipadas y la liberación del destituido presidente Pedro Castillo pueden derivar en «una asonada» contra el poder, advirtió este martes la Defensoría del Pueblo.
Las manifestaciones y bloqueos de carreteras afectan a 13 de 24 regiones del país y han dejado desde el domingo siete muertos y unos 200 heridos -entre civiles y policías-, según las autoridades.
«Es una situación de una convulsión social muy seria, nosotros tememos que esto vaya a desembocar en una asonada porque incluso hay personas que están llamando a la insurgencia, que están pidiendo levantarse en armas», dijo a la AFP la Defensora del Pueblo, Eliana Revollar.
«Se están haciendo llamamientos a personas de 18 a 45 años para quemar comisarías, quitar armas a policías, hacer ejecuciones, expulsiones de extranjeros», agregó la funcionaria.
El país es escenario de protestas, en las que se han quemado sedes judiciales, comisarías y se han tomado aeropuertos, desde el 7 de diciembre luego de que Castillo fuera detenido tras su fallido autogolpe.
«Las movilizaciones se han vuelto violentas. La jornada de protestas continúa y vemos que esto va en incremento, es una convulsión social muy alta», indicó Revollar.
«Más de doscientas personas entre civiles y efectivos policiales resultaron heridas y las cifras se incrementan», alertó la funcionaria.
Según la Defensoría, seis personas murieron por arma de fuego de acuerdo a la necropsia.
«La defensoría ha pedido una prolija investigación (…) ha habido uso de arma de fuego de parte de efectivo policiales, pero también hay que decir que manifestantes violentos tenían armamento casero con el cual han atacado instalaciones» públicas, destacó.
Entre los 200 heridos, figuran 119 policías, algunos de ellos con fracturas.
«Las protestas tienen mayor repercusión en el interior del país, a diferencia de lo que pasó en noviembre del 2020», cuando las manifestaciones en contra del presidente Manuel Merino se concentraron en Lima.
Las protestas más violentas han ocurrido en las regiones de Apurímac y Arequipa, al sur del país.
AFP.