En los servicios fúnebres de la Democracia, hemos visto la presencia de varios Judas Iscariotes, que vienen a alabar y ensalzar el honor y la reputación de esa institución que esta falleciendo y algunos, hasta han derramado una que otra lagrima de cocodrilo, mientras que en la practica bailan y aplauden al asesino.
Como Judas, han vendido su alma por las monedas del poder momentáneo y el avance en su agenda política publica, vendiendo credibilidad y reputación, mientras avanzan tomados de la mano de un mandatario sin principios, se plegan al que desdeña la ley, orden e instituciones democráticas, que tiene una rara afinidad con los peores dictaduras del mundo, que coquetea con el abuso del poder, además de ser investigado por diversos delitos y violaciones de los derechos humanos, un mandatario que no debate con la oposición dignamente, sino con tácticas gansgterianas.
Admiro el aplomo del pueblo venezolano que aun se contiene y oye la palabrería de los fariseos.
Soy pesimista, el cónclave de fariseos opositores tiene déficit de decencia y conciencia y abandonaron el honor, siguen peleando por la tarjeta de invitación del mandatario y cuando les llega corren raudos para ocupar los primeros puestos.
Amanecerá y veremos
Ramón Pérez Linares.
Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia legítimo de Venezuela