Estados Unidos no ha recibido «una solicitud oficial» del gobierno brasileño sobre el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, después de que sus seguidores asaltaran la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, informaron este lunes varios funcionarios.
«Hasta el momento no hemos recibido ninguna solicitud oficial del gobierno brasileño relacionada con Bolsonaro», afirmó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, a periodistas en México, adonde acompañó al presidente Joe Biden a una cumbre de líderes de América del Norte.
«Por supuesto, si recibimos solicitudes de ese tipo, las trataremos como siempre lo hacemos, las trataremos seriamente», añadió.
Biden habló por teléfono este lunes por la tarde con su homólogo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, le invitó a Washington en febrero y éste aceptó, según un comunicado conjunto publicado por la Casa Blanca.
El presidente «transmitió el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la democracia de Brasil y al libre albedrío del pueblo brasileño, tal como se expresó en las recientes elecciones presidenciales de Brasil» que ganó Lula, señala. Además «condenó la violencia y el ataque a las instituciones democráticas y al traspaso pacífico del poder».
El domingo, miles de simpatizantes del exmandatario de extrema derecha, que perdió las elecciones frente al izquierdista Lula, tomaron por asalto las principales instituciones de los tres poderes del Estado y causaron destrozos.
Estos actos vandálicos recuerdan el asalto al Capitolio por seguidores del expresidente estadounidense Donald Trump en 2021, para intentar evitar que se certificara la victoria de Biden en las urnas.
– Pedidos de expulsión –
Las airadas protestas de numerosos países y de algunos congresistas del Partido Demócrata de Biden no se han hecho esperar.
«Estados Unidos debe dejar de otorgar refugio a Bolsonaro en Florida», afirmó en Twitter la congresista Alexandria Ocasio-Cortez.
«Bolsonaro no debe recibir refugio en Florida, donde se ha estado ocultando de rendir cuentas por sus crímenes», coincidió su colega Joaquim Castro.
Entre tanto la mayoría de los republicanos guarda silencio. Trump, que hasta hace unas semanas era muy influyente en el partido, mantiene una buena relación con Bolsonaro, a quien describe como un «gran líder».
Sullivan no se pronunció sobre el paradero de Bolsonaro.
«Que yo sepa, no estamos en contacto directo con Bolsonaro, así que decididamente no puedo hablar sobre su paradero», se limitó a decir. Pero se cree que se halla en Florida.
Como hizo Trump en 2021, Bolsonaro tardó horas en reaccionar a los disturbios. «Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo los vandalismos y las invasiones de edificios públicos como los ocurridos hoy, así como los llevados a cabo por izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla», escribió en Twitter.
Por lo pronto, según su esposa Michelle Bolsonaro, el exmandatario está «en observación en el hospital» por molestias abdominales como consecuencia del apuñalamiento que casi le cuesta la vida en septiembre de 2018.
– «Ataque» a la democracia –
Bolsonaro salió de Brasil dos días antes de finalizar su mandato, el 31 de diciembre, evitando así participar en la toma de posesión de su sucesor el 1 de enero.
Se desconoce con qué tipo de visa ha entrado a Estados Unidos, pero es probable que lo hiciera con la A-1, emitida para diplomáticos y funcionarios del gobierno para viajes oficiales.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha evitado entrar en el caso particular del exmandatario brasileño a pesar de la insistencia de los periodistas, pero expuso el escenario aplicable a cualquier persona en una situación similar.
Si alguien entra en Estados Unidos con una visa diplomática y ya no desempeña cargos oficiales, esa persona debe irse del país o solicitar un cambio de visado dentro de 30 días ante el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), explicó. Podría por ejemplo solicitar una de turista o de negocios.
«Estamos preparados para responder con rapidez y según corresponda a cualquier solicitud del gobierno brasileño», pero «aún no hemos recibido ninguna», insistió.
En febrero Biden y Lula examinarán en profundidad «una agenda compartida». Ambos acordaron abordar problemas como el cambio climático, el desarrollo económico, la paz y la seguridad, según el comunicado conjunto.
Dentro de unas semanas, según Price, llegará a Brasil la nueva embajadora Elizabeth Bagley, que este lunes por la tarde prestó juramento ante la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris.
AFP.