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«Están en un limbo»: incertidumbre legal de balseros cubanos que logran llegar a EEUU

Cientos de cubanos han arribado a Estados Unidos entre 2022 y lo que va de 2023 como parte de un histórico éxodo que ha roto récords de crisis anteriores. Ahora, con la restricción de entradas irregulares por la frontera sur, muchos se lanzan al mar con la esperanza de llegar a territorio estadounidense.

Sin embargo, el país que antes recibía a los isleños con brazos abiertos ha cambiado y la realidad que les espera ya no es tan acogedora como hace años atrás.

A Landry González, de 38 años, el estrecho de la Florida le daba terror. «Desde chiquito oía los cuentos de mucha gente que se quedó en el camino cuando (la Crisis de) los Balseros en los 90s y me imaginaba a los tiburones dando vueltas y todavía me dan escalofríos», confesó a la Voz de América.

A pesar de todo, González emprendió la travesía el pasado 2 de enero junto a 16 personas en una pequeña embarcación, salida de un punto en la costa cercana al Mariel, localidad al oeste de La Habana que da nombre a otra de las grandes crisis migratorias cubanas.

«Pensé que me iba a morir más de una vez, pero aquí estoy», insistió el chofer de profesión, que contó como llegó con sus compañeros a uno de los cayos del sur de la Florida, donde las autoridades declararon el estado de emergencia al verse desbordados por la inusual llegada de migrantes en la primera semana del año.

Sin embargo, al llegar las autoridades no le dieron al cubano el parole que le permite luego regularizar su estatus migratorio – y en el caso de los nacidos en la isla caribeña, aplicar a la residencia al año y un día bajo la Ley de Ajuste Cubano -, sino que en su lugar recibió un formulario I-220A, una orden de libertad que establece condiciones como asistir a audiencias en la corte de inmigración.

Un puerto cada vez menos seguro
A diferencia de décadas anteriores, cuando los cubanos podían llegar a costas estadounidenses y recibir beneficios automáticos bajo la ley Pies secos, Pies Mojados, establecida por el gobierno de Bill Clinton en 1995, ahora los balseros se exponen a la deportación si son interceptados en el mar.

El fin de esa política, decretada por el exmandatario Barack Obama en enero de 2017, y un endurecimiento en las condiciones para la entrada de migrantes, en gran parte debido a la actual crisis migratoria en la frontera sur de EEUU, dificultan cada vez más la entrada, también ahora por mar.

«El del formulario I-220A realmente es un tema bien delicado porque literalmente no es un parole», explicó a la VOA la abogada de Inmigración, Rosaly Chaviano, quien advierte que en esta situación no están solo los balseros, sino cientos de otros migrantes irregulares que han entrado en los últimos meses.

Chaviano detalló que en la mayoría de las ocasiones las citas para las cortes de asilo están demorando meses debido al atraso y el alto volumen de casos, sobre todo en la Florida, uno de los destinos a donde más llegan migrantes.

«Están en un limbo. Le llamo así por las personas con este formulario pueden aplicar a un caso de asilo, tratar de probar un caso de miedo creíble (de regresar a Cuba), pero van a estar con un asilo pendiente, renovando sus permisos de trabajo cada dos años, hasta que eventualmente tengan su fecha de entrevista, si es que la aprueban», indicó.

La abogada precisó que no es el caso de los que reciben parole o son admitidos legalmente al país, que sí pueden acogerse al beneficio de la Ley de Ajuste Cubano.

Chaviano agregó que para la defensa de los casos de cubanos sin el permiso legal de entrada, ella y sus colegas están utilizando el «argumento legal de que sí deben tratar el I-220A como un parole, porque estas personas solo pueden ser liberadas bajo palabra, aunque el documento que reciban no lo sea».

«No importa que sea bajo la Ley de Ajuste cubano, no importa que sea un proceso reclamación, cualquier tipo de solicitud en los EEUU, requiere que la persona sea inspeccionada, admitida, o que tenga un parole y ellos, aunque sea con un I-220A, son de alguna manera admitidos», dijo Chaviano, quien admitió que esta es una batalla todavía larga.

En el limbo, «pero aquí»

Para Landry González el proceso de comenzar una nueva vida «ha sido más difícil que lo que pensaba» cuando planeó su viaje. «Tres amigos que llegaron hace un año y les dieron parole, a mi hermano que llegó en 2016, recibió todos los beneficios, yo tuve mala suerte de que me dieran el I-220A», afirmó.

Mientras espera la fecha para su audiencia en la corte, González, junto a dos de sus compañeros de travesía – también con el mismo formulario – trabajan «en lo que pueden» y duermen en un pequeño cuarto rentado «entre la familia de los tres».

«Estamos apretados, no tenemos en qué movernos, extrañamos a la familia, pero estamos aquí. Cualquier cosa es mejor que estar en Cuba, donde no hay futuro, no hay comida, no hay nada», reconoció.

González aseguró que conoce a muchos que todavía planean «lanzarse» al mar a pesar de la constante amenaza de deportación si son descubiertos a medio camino. «Cualquier cosa es mejor que quedarse allá, eso sí es morirse en vida», afirmó tajante.

¿Migración económica o política?
Un récord de 224.607 cubanos intentaron entrar a territorio de EEUU en el años fiscal 2022, que terminó en septiembre, según datos oficiales. En el mismo periodo 6,182 cubanos fueron interceptados por guardacostas estadounidenses, el mayor registro en seis años.

Solo en los últimos cuatro meses, la Guardia Costera reportó 5,321 encuentros con balseros de la isla, que vive una de sus peores situaciones económicas en décadas, que coincide a su vez con una seria crisis política.

Si bien es cierto que el éxodo está impulsado por el deterioro de la calidad de vida, analistas como Jorge Duany, afirman que «r​esulta problemático trazar una línea tajante entre los motivos políticos y económicos de cualquier éxodo, particularmente el cubano»

El director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida dijo a la VOA que «no hay duda de que la severa crisis económica (que también es social y política) que vive actualmente la isla está empujando a miles de personas a irse, por cualquier medio posible».

Sin embargo, «el enorme grado de control de la economía, la política y los medios de comunicación por parte del Estado cubano hace que prácticamente cualquier decisión que tomen los ciudadanos tenga connotaciones políticas», señaló.

La profesora de la Universidad de Boston, Susan Eckstein, agregó que «en los años 1960 y 1970 muchos cubanos también se fueron por razones económicas, además de políticas, pero porque la reestructuración de la economía bajo Castro amenazaba su estilo de vida. Ahora, los cubanos están huyendo en desesperación económica».

«Por supuesto, si estás desesperado económicamente, también tienes razones políticas para irte», añadió Eckstein, autora de ‘El privilegio cubano: la formación de la desigualdad migratoria en EEUU’.

Voz de América