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+ FOTOS | Conozca la nueva cárcel creada por Nayib Bukele para criminales y pandilleros

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció el pasado 1 de febrero, la creación de una megacárcel donde estarán recluidos 40 mil pandilleros y criminales.

Bukele aseguró que la «gigantesca obra» fue realizada en tan solo siete meses.

La estructura se encuentra bastante retirada de la ciudad, y está dotada de tecnología.

El diario SEMANA fue el primer medio en llegar a este gigante de acero y concreto, conocer las celdas, caminar por los pasillos y entender por qué esta prisión tiene muertos del miedo a los pandilleros.

Las celdas

FOTOS: SEMANA

El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) fue construido en tan solo seis meses. Está ubicado en un terreno de 300.000 metros cuadrados rodeado por una selva, observado por el volcán San Vicente y alejado de cualquier zona urbana.

Son ocho pabellones con más de 100 celdas para confinar a pandilleros de la MS y el Barrio 18 en camarotes de cuatro niveles, con dos inodoros y dos piletas para bañarse. No hay privacidad, los detenidos tendrán que hacer sus necesidades frente al resto de capturados.

Las celdas tienen una altura de seis metros y desde arriba los pandilleros son vigilados a través de una malla troquelada en rombos, con bordes afilados, que pueden mutilar el dedo de quien se atreva a forzarlos o utilizarlos como arma.

El asunto es radical. No tendrán visitas. Si resultan condenados a la pena máxima, la tendrán que cumplir en absoluto confinamiento y sin posibilidad de visita o encuentros conyugales. Pero ni la falta de privacidad, los controles estrictos o las jornadas de trabajo preocupan tanto a los pandilleros como la posibilidad de terminar en las celdas de castigo.

El castigo

Las celdas de confinamiento, 12 por cada pabellón, son ejemplo de severidad. Los pandilleros, que por años gozaron los beneficios de un sistema corrupto, cómplice de una empresa criminal con sede en las cárceles, están aterrorizados con la posibilidad de caer en el espacio de castigo.

Son celdas de dos metros cuadrados con un techo ubicado a cinco metros de altura y en completa oscuridad. Estar adentro aterra. Una vez se cierra la puerta hasta la respiración se convierte en eco. No se escucha nada, no se ve nada. Es imposible incluso llegar al inodoro que está junto a la pileta con agua.

Solo en escasas oportunidades los prisioneros podrán salir de estas celdas de confinamiento. Lo harán cuando los requieran para una audiencia judicial. SEMANA fue testigo de los procedimientos y el régimen de esta megacárcel. Los pandilleros no verán el sol. Hay luz natural que se cuela por el elevado techo curvo. En los mismos pabellones están las salas de audiencias virtuales y de notificación. La cárcel fue diseñada para una reclusión absoluta.

No hay zonas de recreación, entretenimiento o para caminar y estirar las piernas. El único espacio está entre los camarotes y los inodoros. Recorrer las celdas y pensar que en cuestión de días estarán llenas de condenados a casi medio siglo, resulta impresionante. Aterrador.

El búnker

La seguridad es igualmente estricta. Son ocho anillos que arrancan con un muro de 12 metros de altura, coronado con una malla electrificada de 15.000 voltios, cámaras de alta tecnología, visores térmicos, reconocimiento facial y detectores de movimiento. Todo está conectado al centro de control, un complejo sistema que vigila cada rincón de la cárcel, registra en detalle lo que ocurre a más de 500 metros y con sorprendente claridad.

El resto de filtros, en el Centro de Confinamiento para el Terrorismo, cierran el cerco a los pabellones. Más muros, mallas y torres de vigilancia que se convierten en faros con visuales de 360 grados. Todo reforzado con cerca de 1.000 hombres de la Policía y el Ejército, además de un grupo de funcionarios de Centros Penales, la institución que en El Salvador estará a cargo de este gigante.

Los funcionarios cuentan con la fuerza, la indumentaria y el armamento para enfrentar no solo un motín, sino una guerra. Tienen un salón con armas y todo lo necesario para anticiparse a cualquier eventualidad y permanecer por semanas resguardados de cualquier ataque. El búnker de El Salvador está listo.

Con información de SEMANA