Decenas de globos están marcados sobre las ruinas por el terremoto en la ciudad de turca de Antakya, como parte de un último regalo a los niños fallecidos en el impactante sismo que se reportó el pasado 6 de febrero.
«Aquí murieron tres niños. Tenían un año y medio, cuatro y seis años», contó Ogun Sever Okur, diseñador del proyecto.
El efecto es sorprendente. Los pequeños y frágiles globos contrastan con el gris monocromo de la montaña de escombros de lo que una vez fue vez un reciente edificio color beige de nueve pisos.
Los restos de tres automóviles se entremezclan con los escombros, de donde surgen colchones, electrodomésticos e incluso un anorak, tamaño 4 años, adornado con corazones.
Objetos como un juguete lila con la efigie de Daisy Duck y Minnie Mouse y una patineta rosa dan testimonio de esas vidas tan cortas, detenidas de forma abrupta. «Aquí es donde empecé, y luego en el edificio de atrás», explica Ogun Sever Okur.
Productor de rosas y fotógrafo, se ofreció como voluntario en los días que siguieron al terremoto, primero en su ciudad natal, Adana, antes de llegar a Antakya, 200 km más al sur, uno de los lugares más devastados por el desastre.
Con información de AFP