Apoyadas en el mostrador de una tienda en Misuri, en el Medio Oeste de Estados Unidos, dos hermanas huelen y pesan flores de cannabis.
Juree Burgett y Tanya Knight viajaron durante unas tres horas desde el vecino estado de Kansas para comprar cannabis, prohibido en su estado.
«No lo legalizarán en Kansas, ni siquiera para uso médico», dice molesta Burgett, de 64 años.
El comercio está situado en una zona deprimida de Kansas City, a cinco minutos por autopista de la frontera entre Kansas y Misuri, un estado conservador que acaba de legalizar el cannabis recreativo.
La medida, votada por referendo en noviembre, provocó un boom económico impulsado por los miles de consumidores provenientes de los estados vecinos, en estas llanuras agrícolas del centro de Estados Unidos.
Comprar marihuana en esta tienda autorizada es «más fácil que conseguirla en la calle» con un vendedor ilegal, explica Juree. Tanya asiente.
Ambas salen de la tienda con chicles que contienen THC, el principio activo del cannabis, un producto común en un país donde la mitad de los 50 estados han despenalizado de alguna forma la marihuana.
Tanya era pastelera; Juree, dietista, las dos están jubiladas. Antes de la reforma en Misuri, solían irse dos días a Colorado, un estado pionero en estas lides. Solo la ida les insumía ocho horas.
El viaje «nos costaba bastante dinero, casi tanto como la marihuana. Y ahora vamos en tres horas», explica Tanya, con un pequeño paquete en la mano y una sonrisa.
Para la artrosis y la depresión, «realmente te hace bien. De verdad».
– Gota a gota –
Siete de los ocho estados limítrofes con Misuri prohíben el cannabis recreativo, por lo que estos clientes llegados de fuera son la gallina de los huevos de oro de los comercios locales. En este, de la empresa Proper Cannabis, conforman más de la mitad de la clientela.
«Vienen directo, de todos lados. ¡Es una locura!», confirma en el mostrador Chris Brown, que atendió a las dos hermanas con gorra multicolor y pelo largo.
Las ventas de cannabis en Misuri alcanzaron los 103 millones de dólares en febrero, el primer mes desde que se aprobó su uso recreativo, frente a los 37,2 millones de enero. En Misuri el uso de cannabis con fines médicos es legal desde fines de 2020.
«Quedamos boquiabiertos», destaca Jack Cardetti, vocero de la Asociación de Comercio de Cannabis de Missouri (MoCann Trade), según la cual el mercado local del cannabis alcanzará en un año los 1.200 millones de dólares.
A 20 minutos de la tienda, entre campos helados y enormes plataformas logísticas, se levanta un hangar que carece de letreros. Detrás de cámaras y un puesto de seguridad se extienden cerca de 2.800 metros cuadrados de plantas de cannabis.
Louie Sebald, el joven gerente del establecimiento, dice que dentro de tres semanas esta granja industrial de la firma Illicit Gardens producirá, a pleno rendimiento, 680 kg de flores al mes.
Al hangar no entran el sol ni la lluvia. El techo está repleto de lámparas LED, y hay goteros y sensores por doquier. Una luz verde ilumina los pasillos y secadores de esta fábrica de marihuana considerada una verdadera mina de oro.
– Porros preenrollados –
Sebald da los costos de producción: 400 dólares por libra (450 gramos). Y el precio de venta del producto: 2.300 dólares por libra (0,45 kilogramos). «Haga los cálculos: da casi un margen de 2.000 dólares por libra», se regocija.
A su lado, los brotes se someten a un ciclo acelerado primavera-verano-otoño de 77 días. En el pasillo, Shastyn Ketterman, una empleada, prepara las etiquetas de código de barras que pegará en cada planta.
Sebald, de 35 años, no para de hacer entrevistas de trabajo. Debe aumentar su plantilla de 130 a casi 170 empleados. En el estado, 13.000 personas trabajan en el sector, particularmente en las zonas rurales donde los empleos industriales y agrícolas están desapareciendo.
El estado no parte de cero: Misuri permite desde hace más de dos años el cannabis para uso médico. La campaña a favor de la legalización, en el otoño boreal de 2022, se basó precisamente en el éxito de ese programa, que creó múltiples empleos en la zona.
Al final, más del 53% del electorado apoyó la legalización de la marihuana en Misuri, un estado tradicionalmente de derecha.
Bajo la luz verde de la fábrica de marihuana, un empleado sacude las flores cargadas de THC para asegurarse de que no estén húmedas. En la habitación de enfrente, otros empacan. Los cogollos de cannabis se procesan y envasan directamente aquí. Una máquina también prepara porros preenrollados, que se venden como pan caliente.
«Vamos a comprar uno y paramos en algún lugar para fumar», dice Tanya. «Y luego a casa». Su hermana sonríe: «¡Con eso aguantaremos las tres horas del viaje!».
AFP