La autoridad electoral cubana insistió sobre la «transparencia» de las votaciones legislativas en las que resultaron elegidos 470 candidatos a diputados para igual número de escaños, pero en las que la participación, cuestionada por opositores, fue lo único que estuvo en juego.
«La transparencia y el apego a la verdad es el propio proceso», afirmó en conferencia la presidenta del Consejo Electoral Nacional del régimen, Alina Balseiro, sobre la votación celebrada el domingo para renovar la Asamblea Nacional del Poder Popular.
«Nos pueden auditar, nos pueden revisar, no tenemos ninguno tipo de miedo», añadió.
La funcionaria dio los resultados definitivos de la participación, único factor en juego en estas votaciones en el país, donde la oposición es ilegal.
La partición fue de 75,87%, ligeramente menor a la cifra anunciada al día siguiente de la elección.
Este resultado de participación es superior a las dos últimas elecciones celebradas en la isla, las municipales de noviembre (68,5%) y el referéndum sobre el código de la familia (74%).
Sin embargo, inferior a los comicios legislativos de 2018 (85,65%) y 2013 (90,8%).
Las mujeres representan el 55,74% de la nueva asamblea.
Privada de candidato, la oposición, que había llamado a la abstención, no reconoce los resultados oficiales.
En un comunicado conjunto emitido la noche del escrutinio, varios grupos ciudadanos de observación electoral denunciaron las «elecciones más irregulares» desde 1976 y la «represión contra activistas y observadores que querían observar el proceso electoral».
Ocho millones de cubanos estaban llamados a ratificar a los 470 candidatos, en su mayoría miembros del Partido Comunista de Cuba (PCC, partido único), que ocuparán los 470 escaños de la asamblea los próximos cinco años.
AFP.