Chile eligió este domingo a 50 miembros de un consejo que terminará de ajustar un proyecto de Constitución que reemplace a la de Augusto Pinochet, bajo el peso de dos NO que han marcado su historia y el desinterés frente a un intento más por librarse de la herencia de la dictadura.
Tras el rechazo, con el 62% de los votos, a una primera propuesta en septiembre, las fuerzas políticas acordaron un nuevo proceso constituyente con poco margen para reformas sustanciales.
El consejo elegido el domingo recibirá, para su revisión y ajustes, un texto elaborado por expertos con 12 principios esenciales que no podrán ser modificados, por ejemplo, el que consagra a Chile como una economía de mercado con participación estatal y privada.
Del deseo obstinado por cambiar su Carta Política, que desató en 2019 el mayor estallido social en su historia, los chilenos pasaron a la abulia en estos meses.
El presidente Gabriel Boric afirmó que confía en la sabiduría del pueblo chileno y que espera que la gente vote «sin miedo» por el futuro lindo y desafiante que tienen por delante.
«Yo les garantizo que el gobierno y todas las fuerzas políticas que lo apoyan, van a respetar la decisión soberana que tome el pueblo de Chile», aseguró. «En eso no hay ninguna duda», añadió.
#LOÚLTIMO 🇨🇱CHILENOS VOTAN POR NUEVO PROCESO CONSTITUYENTE 🗳️ #7Mayo
📌Votan para elegir el Consejo Constitucional
📌 El presidente @gabrielboric dijo que los resultados se respetarán “a raja tabla”
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— EVTV (@EVTVMiami) May 7, 2023
– De la «Alegría ya viene» a la desolación –
La dictadura Pinochet (1973-1990) convocó un plebiscito el 5 de octubre de 1988 para prolongar el régimen militar, convencido de que el «Sí» triunfaría y le aseguraría otros ocho años en el poder.
Pero una coalición de partidos de izquierda logró enterrar la dictadura. Bajo el lema «Chile, la alegría ya viene» la opción «NO» se impuso por un 56% de los sufragios. Se inició entonces un inédito proceso pacífico de transición a la democracia.
Más de tres décadas después otro «NO» vino a marcar la política chilena. Después de las protestas que se iniciaron en 2019, se trazó el camino de un cambio constitucional para aplacar las masivas manifestaciones.
Una Asamblea Constituyente redactó durante un año una nueva propuesta de Constitución, considerada de vanguardia y que garantizaba cantidad de derechos en una sociedad profundamente desigual. Pero un 62% del electorado rechazó la propuesta.
El «NO» fue contundente y prácticamente dejó sin su principal bandera al gobierno del izquierdista Gabriel Boric.
– Insistencia –
Pese al resultado, hubo un acuerdo político para iniciar un nuevo proceso constitucional. Eso sí mucho más normado, controlado y acotado que el anterior. En él actúan tres órganos, dos de ellos designados por el Congreso, en el que el gobierno no tiene mayoría, y un tercero que será elegido por los ciudadanos este domingo.
«Hemos creído que son las leyes las que calman nuestras pasiones. Y eso se ha reforzado a lo largo de toda la historia», sostiene el sociólogo y analista político Eugenio Tironi.
En 190 años Chile ha tenido tres constituciones. La dictadura de Pinochet fue el único régimen militar que escribió su propia de Carta Magna en Sudámerica.
Si bien una mayoría rechazó el texto propuesto anteriormente, las fuerzas políticas relanzaron el proceso atendiendo al 78% de los chilenos que se expresaron a favor de un cambio constitucional, en el plebiscito de 2020, y al compromiso de la derecha opositora de modificar la Constitución de Pinochet.
«La derecha se vio entrampada en un compromiso que tenía que honrar y eso nos lleva estar sumido en este nuevo proceso», dice el politólogo de la Universidad Diego Portales, Rodrigo Espinoza.
– Poco interés y agotamiento electoral –
Según la encuesta Criteria sólo un 31% de los chilenos declaró estar interesado en el proceso, frente al 60% del año pasado.
«Además de la desconfianza hacia el nuevo proceso, el bajo interés se explicaría por un agotamiento electoral», agrega Espinoza, apuntando a las múltiples elecciones a los que han acudido los chilenos desde 2020.
Los partidos tradicionales guardaron sus mejores cartas para siguientes elecciones y propusieron como candidatos en su mayoría a políticos ya jubilados, lo que contrasta con la imagen fresca que representó el triunfo de los independientes en el pasado proceso.
Cinco listas -dos de la izquierda oficialista y tres de la derecha opositora- compiten este domingo por los 50 cupos de un órgano que volverá a tener carácter paritario, pero en la que no hay escaños indígenas reservados (fueron 17 entre 155 en el trámite anterior).
Dos candidatos de la etnia mapuche -la más preponderante en el país- compiten, pero con escasas posibilidades de resultar electos, de acuerdo a los sondeos. El próximo 17 de diciembre los chilenos volverán a las urnas para ratificar o volver a rechazar la nueva propuesta constitucional.
«Si este proceso fracasa, para la derecha no es el fin del mundo. Ellos se sienten representados por la Constitución de 1980. Es el mundo de la centro-izquierda el que pierde», agrega Espinoza.
AFP.