Rusia afirmó que la decisión de Estados Unidos de entregar bombas de racimo a Ucrania es una muestra de «debilidad» que convertirá a Washington en «cómplice» de las muertes de civiles que ese armamento pueda ocasionar.
«El envío de armas de fragmentación es un acto desesperado y una muestra de debilidad en el contexto del fracaso de la tan alardeada contraofensiva ucraniana», afirmó en un comunicado la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova.
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La diplomacia rusa denunció un «intento cínico de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas sin preocuparse por las víctimas civiles» de estas bombas, que matan a ciegas, esparciendo pequeñas cargas explosivas, antes o después del impacto.
«Al proporcionar municiones de racimo, Washington se convertirá de facto en cómplice del minado y compartirá plenamente la responsabilidad de las muertes causadas por las explosiones, incluidas las de niños rusos y ucranianos», añadió.
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Estas armas están prohibidas en varios países, en particular en los países europeos, signatarios de la Convención de Oslo de 2008, de la que ni Estados Unidos ni Ucrania ni Rusia son parte.
Su uso es muy controvertido porque las cargas que dispersan están acusadas de causar muchas bajas civiles colaterales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que la decisión de entregar bombas de racimo a Ucrania fue «muy difícil», pero que era «lo correcto».
AFP