Estados Unidos, junto con Canadá y Reino Unido, impusieron este jueves sanciones económicas por corrupción al exgobernador del Banco de Líbano Riad Salamé, que dejó su cargo el 31 de julio tras 30 años al frente de la institución.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos comentó en un comunicado que las «acciones corruptas e ilegales» del exfuncionario «han contribuido al colapso del estado de derecho en Líbano».
El mandato de Salamé terminó el 31 de julio sin que se le encontrara sucesor, en un país en pleno colapso económico.
Salamé «abusó de su posición de poder, probablemente en violación de la ley libanesa, para enriquecerse a sí mismo y a sus asociados canalizando cientos de millones de dólares a través de empresas fantasma para invertir en bienes raíces europeos», señaló el comunicado.
Cuatro familiares del exjerarca también fueron objeto de sanciones. Sus activos en Estados Unidos fueron congelados y se les prohibió comerciar con empresas y personas estadounidenses.
Salamé fue artífice, desde 1993, de una política financiera que permitió a Líbano recuperarse tras 15 años de guerra (1975-1990).
Pero con el país sumido en una grave crisis económica desde finales de 2019, muchos lo culpan a él, así como a líderes políticos con los que está muy vinculado, de la ruina de Líbano.
Salamé también está en la mira de la justicia libanesa y europea, y se están realizando investigaciones sobre su fortuna en Europa.
El exbanquero de inversiones franco-libanés es objeto de dos órdenes de arresto emitidas por Francia y Alemania.
La justicia francesa también ha llevado a cabo 12 embargos de sus activos inmobiliarios y bancarios, por un valor total de decenas de millones de dólares.
En 2022, Francia, Alemania y Luxemburgo congelaron 120 millones de euros en activos sospechosos de pertenecerle.
AFP