¿Y si finalmente fuera cierto que «Nessie» está escondido en las turbias aguas del lago Ness? Investigadores y apasionados del tema inician este sábado la mayor operación de búsqueda del monstruo escocés en 50 años.
Los expedicionarios no han escatimado en medios, incluyendo drones equipados de escáneres térmicos, barcos con cámaras infrarrojas o un hidrófono, para intentar desentrañar un misterio que ha cautivado al mundo entero desde hace generaciones.
«Nuestro objetivo siempre ha sido grabar, estudiar y analizar toda suerte de comportamientos y fenómenos naturales difíciles de explicar», declaró Alan McKenna, del equipo de búsqueda Loch Ness Exploration, formado por voluntarios y organizador de la «caza» de este sábado junto con el Loch Ness Centre de Drumnadrochit, un pueblecito del norte de Escocia situado a orillas del lago.
Los investigadores creen que los escáneres térmicos podrían ayudar a identificar cualquier anomalía, en tanto el hidrófono detectará cualquier grito inusual en las aguas del lago, de 56 km2 y 240 metros de profundidad.
– Un millar de observaciones –
La presencia de un monstruo en el ‘Loch Ness’ es una leyenda que se remonta a la antigüedad: existen piedras talladas, realizadas por los pictos (tribus celtas) que vivían entonces en la región, en las que hay representada una misteriosa bestia con aletas.
La primera huella escrita sobre la criatura data del año 565 d.C., en una biografía del monje irlandés San Columba, evangelizador de Escocia en el siglo VI, que explicaba haberle ordenado al monstruo que se batiera en retirada.
De la primera observación moderna de Nessie dio cuenta un diario local en mayo de 1933. Un empresario de la zona y su esposa circulaban a orillas del lago cuando se vieron sorprendidos por «una enorme ola».
En diciembre de 1933, el diario británico The Daily Mail contrató a un cazador sudafricano, Marmaduke Wetherell, para localizar a la criatura. El hombre dijo haber encontrado unas grandes huellas que, según él, pertenecen a un animal de unos seis metros de largo.
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Más tarde, los científicos del Museo de Historia Natural explicaron que las huellas habían sido realizadas con un paragüero o con una falsa pata de hipopótamo.
En 1934, el médico inglés Robert Wilson tomó lo que más tarde se conocería como «la foto del cirujano», una imagen en la que se ve lo que parecen ser el largo cuello y la cabeza de Nessie emergiendo del agua.
La imagen, publicada en el Daily Mail, es un montaje pero propulsó la popularidad del lago Ness en todo el mundo.
Según el Loch Ness Centre, hasta ahora se han notificado más de 1.100 observaciones oficiales de Nessie, y el monstruo reporta cada año millones de libras esterlinas a la economía escocesa gracias al turismo.
– ¿Un reptil marino? –
A lo largo de los años, científicos y aficionados han intentado encontrar pruebas de la presencia de un gran pez en las profundidades del lago, y hay quien ha sugerido que el monstruo podría ser un reptil marino, como un plesiosaurio.
En 1972, el Loch Ness Investigation Bureau emprendió una de las mayores búsquedas en el lago hasta la fecha, en vano.
Y quince años después, durante la operación Deepscan, se desplegó un sónar por todo el lago. Sus organizadores aseguran que encontraron un «objeto no identificado de un tamaño y una fuerza inusuales» en lo más hondo.
En 2018, un grupo de investigadores realizó un estudio de ADN en el lago Ness para determinar qué organismos viven en sus aguas. Aparte de numerosas anguilas, no hallaron mucho más.
«Este fin de semana nos da la oportunidad de registrar las aguas de forma inédita y estamos impacientes por ver qué vamos a encontrar», explicó Paul Nixon, director general del Loch Ness Centre.
Los impulsores de la iniciativa buscaron voluntarios para vigilar cualquier movimiento en el agua o cualquier otro hecho inexplicable durante este fin de semana, pero a causa de la «demanda aplastante» por parte de los aficionados, el grupo ya no acepta más candidatos.
AFP