En la actualidad, las tarjetas de crédito en Venezuela no alcanzan para comprar un electrodoméstico, ni siquiera para una cena de dos personas, ya que el crédito en el país es nulo.
«La mayoría de las tarjetas de crédito sirven para abrir una puerta si se tranca, para más nada», comenta a la Voz de América el economista Alejandro Castro, que explica que «una economía moderna tiene crédito en mayor o menor medida».
En Venezuela la cartera crediticia a duras penas llega al 1,5 % del producto interno bruto (PIB), según estimaciones privadas. Es la más baja de América Latina. Y «ronda los 1.000 millones de dólares que equivale a 1,5 % del tamaño de la economía», sigue el experto.
En 2018, la cartera de crédito cayó a 750 millones. El año anterior había sido de 12.000 millones, según reportes de agencias. En ese entonces la hiperinflación y la depreciación del bolívar diluyeron las deudas.
Y aunque en 2022 la economía venezolana experimentó cierto rebote, gracias a mejoras en el rendimiento petrolero y a una flexibilización de medidas de control estatal sobre las finanzas, el crédito nunca despegó.
Entonces, Castro insiste: “el crédito es fundamental para reactivar la economía venezolana”.
Con información de VOA