Eclipsado por el fenómeno político María Corina Machado, el dictador Nicolás Maduro ha decidido pasar al contraataque con una temeraria apuesta bajo su brazo: el «fervor nacionalista».
«Recuperar la Guyana Esequiba es una misión de la patria», vociferó el miércoles el autodenominado «presidente pueblo» rodeado de los principales jerarcas del chavismo.
La revolución bolivariana se ha lanzado a una campaña contrarreloj para que el país apruebe las cinco preguntas planteadas en el referéndum del 3 de diciembre sobre el Esequibo, territorio en disputa desde hace dos siglos con la vecina Guyana, administrado por Georgetown. Durante décadas, los venezolanos estudiaban el mapa de su país que en su extremo más oriental rayaba el Esequibo como territorio nacional en disputa. En cada desfile militar, los soldados gritan a plena garganta «¡el sol de Venezuela sale por el Esequibo!».
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La escalada de declaraciones entre ambos gobiernos, que incluyeron los «tambores de guerra» anunciados por la vicepresidenta del régimen Delcy Rodríguez, ha ido más allá con la denuncia de que EE.UU. piensa construir una base militar en Guyana.
«Maduro intenta inyectar esteroides nacionalistas a su campaña por la reelección y desea polarizar una opinión pública que sigue a la estela de los efectos de las primarias. Desea unir, en torno a su figura, uno de los puntos en la que coinciden la totalidad de los venezolanos: la herida fronteriza que hay al este de nuestro territorio.
«Nada como un conflicto fronterizo, con vocación bélica, para movilizar a los ciudadanos en sus horas más bajas de popularidad», subrayó a EL MUNDO el sociólogo Gianni Finco, que ha constatado cómo desde la propagada bolivariana ya se compara el caso del Esequibo con las Malvinas argentinas.
«HuracánMachado»
Un sentimiento usado hoy como cortina de humo para que amaine el huracán Machado. Se da la circunstancia de que la nueva líder opositora encabezó justo hace una década distintas acciones para forzar al chavismo a que no olvidara la reclamación histórica. Entre ellas destacó un viaje hasta Eterimban, acompañada entre otros por Leopoldo López y Juan Guaidó, con quienes posó detrás de una pancarta que gritaba «El Esequibo es nuestro».
Diez años después la opinión de la nueva líder opositora no ha cambiado. Su apuesta es defender la soberanía venezolana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que a instancias de Guyana ha convocado audiencia pública para la semana que viene. Maduro ya ha amagado con desconocer al tribunal si ordena suspender el referéndum.
Los dos siglos de disputa por una tierra («monte y culebras», decían en la frontera) fueron olvidados sin pestañear por Hugo Chávez y por el propio Maduro, al tratarse Guyana de un aliado histórico de Cuba y por formar parte de la comunidad caribeña, a la que Caracas siempre ha acudido para conseguir apoyos internacionales.
Con información de El Mundo