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Opinión

Edward Rodríguez | Zelensky, Latinoamérica y el olvido

Foto: Captura de video

Por Edward Rodríguez

El pasado domingo 10 de diciembre, vimos cómo el líder y mandatario ucraniano, Volodomir Zelensky, captó la atención de la prensa internacional en la toma de posesión de Javier Milei como Presidente de Argentina, pero en esa reseña mundial cargada de históricos momentos hubo una fotografía que me llamó poderosamente la atención, y fue la publicada por CNN en su cuenta Instagram.

En dicha imagen se ve a Zelensky sentado con su habitual traje de campaña y con la mirada perdida; a su lado un hombre que le daba la espalda mientras conversaba con el rey de España, Felipe VI. En una sola palabra, esa imagen transmitía soledad, la soledad de un luchador cuando los objetivos no se logran.

Ese viaje de Kiev a Buenos Aires tenía dos objetivos, el principal era lograr ayuda económica de los EEUU para continuar la guerra contra Rusia, enemigo que se apoderó de la quinta parte de su territorio y hoy pareciera una lucha estancada que denota el poco avance de las tropas ucranianas; y el segundo objetivo, era visibilizar la lucha que libran en esa casi olvidada Ucrania y abrazar a los países latinoamericanos para que mantengan su apoyo y establezcan un mecanismo comercial.

La primera reunión bilateral fue con Daniel Noboa presidente de Ecuador, Zelensky fue el primero en publicar en sus redes: “El apoyo y la fuerte voz unida de los países latinoamericanos que están junto al pueblo de Ucrania en nuestra lucha por la libertad y la democracia son muy importante  para nosotros”.

También sostuvo encuentros con Santiago Peña, presidente de Paraguay; y Luis Lacalle Pou, mandatario de Uruguay. El tema y el foco eran la solidaridad y alianzas estratégicas en materia de inversión y cooperación comercial. Mientras que a su anfitrión, Javier Milei, auguró un gobierno próspero que sorprenda al mundo.

Regresando a la foto del hombre que hizo escala en Latinoamérica y que lleva 22 meses enfrentando a una potencia invasora como Rusia, que ha dejado centenares de muertos, miles de migrantes ucranianos regados por el planeta, niños huérfanos, y que hoy van a enfrentar otro terrible invierno en un conflicto sin solución; la imagen también refleja a un hombre al que le han empezado a dar la espalda, al que ya no apoyan 100%, al que toman en cuenta sólo por protocolo; pero que a pesar de toda esta dura situación, sigue firme, cansado, pero firme dando las últimas brazadas para llegar victorioso a la orilla.

Ese hombre abogado y humorista que decidió defender su territorio contando con el apoyo de su pueblo, movió la prensa mundial, generó que de inmediato nos solidarizáramos con su bandera, las grandes potencias comenzaron a apoyarlo con recursos y armamento y a medida que se conocían las atrocidades y crímenes de la guerra de Rusia contra los ucranianos, nos solidarizábamos mucho más con él y con Ucrania.

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Pero como toda guerra con presencia mediática y en un mundo con tantos problemas, esa luz se fue apagando y desplazándose a otros países y a otros problemas como por ejemplo la reciente guerra Israel-Hamás, donde también hemos visto masacres como la del 7 de octubre, el secuestro de ciudadanos israelíes y de distintas nacionalidades de todas las edades para usarlos como escudos humanos o fichas de canje, liberación de rehenes y una historia en desarrollo sin final todavía.

Ahora bien, basado en esa fotografía que en lo personal me marcó, y queriendo indagar más allá de mi interpretación y percepción, conversé con varios internacionalistas y expertos en el tema de la guerra Ucrania-Rusia; casualmente uno de ellos viajó recientemente a Kiev y me dijo que allá actualmente se respira un aire de resignación, cansancio, diferencias políticas, dudas sobre la capacidad de mando del líder Zelensky, o sea, nada distinto a lo que le ocurrió a otros hombres en la historia que llevan sobre sus hombros lograr el cambio o defender la patria.

Ese cansancio igual se refleja en las respuestas y testimonios de funcionarios del Presidente ucraniano en el reportaje que desarrolló la Revista Time publicado el pasado mes de noviembre donde entre otras cosas reseñan: Zelensky “El agotamiento por la guerra avanza como una ola. Lo ves en Estados Unidos, en Europa. Y vemos que tan pronto como empiezan a cansarse un poco, se convierte en un espectáculo para ellos: ‘No puedo ver esta repetición por décima vez’”.

El periodista de la Revista Time que acompañó a Zelensky en su regreso a Kiev en septiembre también comentó que  en su primer día le preguntó a un miembro del círculo del mandatario ¿Cómo se sentía Zelensky? y la respuesta fue: “Se mantiene enojado”. Su brillo habitual de optimismo, su sentido del humor, su tendencia a animar una reunión en la Sala de guerra con un poco de broma o un chiste obsceno, nada de eso ha sobrevivido en el segundo año de guerra total. «Ahora entra, recibe las actualizaciones, da las órdenes y se marcha”.

Dada esta situación que no se puede ocultar ni disimular, creo que lo que no debería EEUU y Europa entre los más poderosos, es dejar al pueblo ucraniano sin recursos o sin una solución al conflicto, pues el mal seguirá avanzando y las luchas justas serán cenizas llevándose por el medio a luchadores que por prolongación del tiempo del conflicto pierden su brillo y atención de la prensa mundial, quedando en el olvido como refleja la fotografía de CNN sobre Volodomir Zelensky.