Este lunes 23 de septiembre, Israel lanzó una serie de intensos ataques aéreos en el sur y este del Líbano, que dejaron más de 180 personas fallecidas y alrededor de 400 heridas. Según el Ejército israelí, los bombardeos se dirigieron a sitios donde presuntamente el grupo militante Hezbolá almacena armas, y las autoridades instaron a los civiles a evacuar de inmediato las zonas afectadas.
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La operación militar se expandió hacia el valle de Bekaa, en la frontera oriental del Líbano. La escalada en el conflicto ha provocado que miles de personas huyan hacia Beirut, generando bloqueos en la carretera principal hacia la capital libanesa.
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El Ministerio de Salud del Líbano confirmó que la cifra de heridos sigue en aumento tras los ataques, mientras que los residentes de varias aldeas del sur han compartido imágenes en redes sociales mostrando el impacto de los bombardeos en sus ciudades.
La ofensiva aérea israelí se produce un día después de que Hezbolá lanzara más de 100 cohetes hacia el norte de Israel, en represalia por un ataque aéreo israelí el pasado viernes en Beirut, donde murieron un alto comandante de Hezbolá y varios civiles, incluidos mujeres y niños.
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La semana pasada, miles de dispositivos de comunicación utilizados por Hezbolá explotaron en el Líbano, causando 39 muertes y cerca de 3.000 heridos. Aunque el Líbano ha responsabilizado a Israel por estos ataques, el gobierno israelí no ha confirmado ni negado su implicación en estos eventos.