El Partido Republicano aseguró este martes el control del Senado en Estados Unidos, obteniendo al menos 51 escaños de los 100 disponibles, consolidando así su influencia en la Cámara Alta. Este resultado marca una victoria significativa, pues permite a los republicanos proyectar su agenda legislativa con mayor respaldo, particularmente en las áreas de políticas fiscales y migratorias, que requieren el visto bueno de ambas cámaras.
Los republicanos también buscan mantener su mayoría en la Cámara de Representantes, donde hasta el momento ostentan una ventaja sobre los demócratas. Esto les permitiría un margen de maniobra legislativo clave, especialmente si Donald Trump, como posible candidato, retorna a la Casa Blanca.
Los demócratas enfrentaron una difícil situación en estas elecciones senatoriales, con 23 de los 34 escaños en disputa bajo su control. En una de las victorias más notables para los republicanos, Jim Justice, en Virginia Occidental, reemplazará al demócrata Joe Manchin. En Ohio, Bernie Moreno consiguió derrotar al demócrata Sherrod Brown, mientras que en Montana, el demócrata Jon Tester enfrenta dificultades para mantener su escaño.
En los llamados estados “púrpura” —Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada—, los demócratas luchan por mantener posiciones clave. En Arizona, el demócrata Rubén Gallego lleva una ligera ventaja sobre la republicana Kari Lake, aunque el conteo continúa y podría cambiar el resultado.
Por otro lado, el Partido Republicano ha logrado conservar todos sus escaños en estados considerados bastiones conservadores. En Florida, Rick Scott renovó su mandato sin mayores complicaciones, al igual que Ted Cruz en Texas. Estos resultados subrayan la capacidad de los republicanos para retener apoyo en sus distritos tradicionales, reforzando su bloque conservador en el Senado.
Además, estas elecciones han sido históricas en términos de diversidad. Angela Alsobrooks y Lisa Blunt Rochester, ambas demócratas, han ganado escaños en el Senado por Maryland y Delaware, respectivamente, marcando un hito al ser las primeras mujeres afroamericanas en ocupar simultáneamente bancas en la Cámara Alta. Asimismo, Sarah McBride se convirtió en la primera persona transgénero en ser elegida como representante en el Congreso, logrando una posición en la Cámara de Representantes por el estado de Delaware.
Con el Senado bajo su control y la posibilidad de dominar ambas cámaras, los republicanos están bien posicionados para impulsar su agenda y apoyar al próximo presidente en sus políticas.