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Opinión

Daniel Sarcos Cabrera | Raphael seguirá por siempre siendo aquel

Foto: @raphaelnet_com en Instagram.

Yo sigo siendo aquel, que mira cada noche las estrellas y siempre les pregunta, igual que tantas veces, si está durmiendo ella… Ya no se escribe como antes, se salvan algunas letras, pero las melodías no existen, es todo monocorde. Las canciones dejan mucho que desear. Raphael

De los baladistas españoles, el más celebrado, sin duda, es él, porque no solo cantaba con las cuerdas vocales y el cuerpo en una conjunción milagrosa que, para su tiempo, la pobreza de la crítica no llegó a comprender –pero que ninguno de sus grandes públicos del mundo le reprochó–, porque era un adelantado y sus performances le nacían del alma, y la gente se identificaba con la naturaleza de su gracia y su sentir.

Dudo que de todos los baladistas románticos de habla hispana, alguno haya reunido con más estética sus dones de verdadero artista del canto popular. Sabía conquistar con su esplendorosa voz y sabía, con énfasis y vehemencia, transmitir lo que con mucho celo los maestros Manuel Alejandro y José Luis Perales componían para él.

Desafiando convenciones

…Son muchos, muchos más, los que perdonan, que aquellos que pretenden a todos condenar. La gente quiere paz y se enamora y adora lo que es bello nada más… Digan lo que digan

No fue ningún niño mimado del franquismo, como suelen decir muchos intrigantes de su temprano éxito para desmeritarlo; era un ser humano con condiciones inigualables para conquistar a hombres y mujeres, adultos y jóvenes por igual, sin más esfuerzo que el de su arte: modelado, deletreado, movido, sentido y conmovido por hilos internos que solo dan la gracia y la luz de un andaluz nacido para ser.

El problema es otro. El asunto es que su nacimiento como artista del canto desafíó y rompió muchos paradigmas para su tiempo, como bien lo recoge Enrique Bunbury en una de las biografías del Ruiseñor de Linares:

Resistió la presión constante para tomar partido y mantuvo una postura neutra ante el régimen y ambigua frente a sus preferencias sexuales. Por otra parte, se opuso a la presión de la industria musical que trabajaba mercados segmentados, al dirigirse tanto a jóvenes como adultos. Y, sobre todo, se sobrepuso al impulso de interpretar el papel –tan del gusto para la época y aún hoy–, de macho ibérico que prevalecía en el cine contemporáneo y la música romántica. Particularmente a través de su estilo de performance, Raphael desafió la heteronormalidad y la masculinidad hegemónica, allanando el camino para las transgresiones más audaces.

Si fui mimado lo fui de niño, lo fui del Rey, lo fui de Franco y de Felipe González por igual. Gusta su sinceridad: no pasamos hambre, pero sí comimos en los comienzos solo mucho pan con aceite de oliva, muy sabroso, por cierto. Para no dejar pasar la oportunidad de decir que lo comía con gusto.

Si algo sobresale en este hijo de Linares es una confianza propia de los acaudalados de espíritu, de los que se sientan a esperar; por eso, a pesar de que otros cantantes versionan Gracias a la vida, escrita por Violeta Parra y originalmente interpretada por su autora, él puede cantarla a capella o acompañado únicamente de un chasquear de guitarra y la hondura de la emoción que produce su inteligencia kinestésica, es insuperable para cualquiera que tenga un poquito, solo un poquito de sensibilidad; sus tonalidades son simplemente destellos iluminados de belleza.

Nace el divo de Linares

Dos mujeres del mundo están pariendo a distancia. A una la dejan dormida, la otra mordiendo aguanta. A aquella le dan remedios para que la leche no salga, la otra cuida su pecho como si fuera de plata…Van a nacer dos niños

Miguel Rafael Martos Sánchez (conocido artísticamente como Raphael) vio la luz el 5 de mayo de 1943 en la ciudad de Linares, provincia de Jaén, perteneciente a la comunidad de Andalucía. Hijo de Francisco Martos Bustos, de profesión albañil, y Rafaela Sánchez Martínez, dedicada a oficios del hogar.

Mi padre era obrero de la construcción. Se jugaba la vida en el andamio por cuatro perras. Y las cuatro perras más que mi madre se apañaba en sacar con muchos sacrificios, era todo lo que entraba en la casa.

Hoy me arriesgo, en un ejercicio de imaginación, a realizar tres de las mismas preguntas que un día se le formularon a Marcel Proust y me atrevo a sugerir qué respuesta daría el gran cantante, palabras más, palabras menos, de manera similar al gran escritor francés.

-¿El principal rasgo de su carácter?

La necesidad de ser amado y, para precisarlo más, la necesidad de ser acariciado y mimado más que de ser admirado.

-¿Lo que más aprecia en sus amigos?

Que sean tiernos conmigo, si su persona es tan exquisita que se incline a dar un gran valor a la ternura.

¿Su ocupación preferida?

Amar y cantarle al amor.

Por eso no me resultan para nada extraños ni afectados sus movimientos, sus gestos, sus coqueteos ambiguos, tan propios de un excelente artista, actor de escena que no solo canta, sino que vive intensamente lo que interpreta, para conectar con las emociones más sensuales, placenteras y ocultas que todos los seres humanos llevamos por dentro.

Soy de los que piensan que la gente, por puro prejuicio y miedo a complicar la visión de los otros acerca de su perfil sexual, la mayor parte de las veces siente vergüenza de ser tierno o sublime porque son expresiones condenadas a ser femeninas. Él ha facilitado, con sus actuaciones, el camino a muchos para mostrar una parte que es consustancial a todos los seres humanos: lo de femenino que hay en el hombre y lo de masculino que hay en la mujer.

Los inicios de una fulgurante carrera

Hoy para mí es un día especial, hoy saldré por la noche. Podré vivir lo que el mundo nos da cuando el sol ya se esconde. Podré cantar una dulce canción a la luz de la Luna y acariciar y besar a mi amor como no lo hice nunca. Mi gran noche

Cuando empecé a ir al teatro, a mis padres no les gustó que volviese a las dos de la mañana todos los días y claro, hubo más de una bofetada. Y les dije: Si van a tomárselo así… voy a volver a esta hora todos los días, porque voy a ir al teatro todos los días, porque voy a ser artista.

La mayoría de los cantantes de balada pueden ser solo escuchados y la gente puede disfrutar perfectamente sus interpretaciones; en el caso de Raphael, no. Es un baladista para oír y ver; hay mucho valor agregado al verlo, porque es todo un espectáculo. Lo era más en sus comienzos, pero a pesar de sus años, mantiene su encanto proporcional al pasar los días recobrados y llegan los esperados. En palabras de Michel Chion, no se ve lo mismo cuando se oye; no se oye lo mismo cuando se ve.

Su salto a la fama universal recuerdo haberlo disfrutado con apenas 12 años, cuando debutó en Venezuela y le escuché y le contemplé absorto en televisión, interpretando Yo soy aquel, una canción compuesta por Manuel Alejandro para el Festival de Eurovisión –donde ocupó el séptimo lugar–, pero compuesta para mostrar el talento para dramatizar y teatralizar de este gran artista, que tan bien describe en su interpretación Daniel Party en un ensayo sobre la canción melódica:

La canción empieza suavemente (Yo soy aquel / que cada noche te persigue) en un registro bajo tenor que lleva, a través de un gran crescendo un estribillo fortissimo (Y estoy aquí, aquí, para quererte). Utiliza un compás compuesto y un modo menor alternado con modulaciones transitorias al relativo mayor. En términos vocales, la canción resalta el virtuosismo de Raphael mediante varias notas de larga duración en la melodía, especialmente, la final que debe ser sostenida durante los compases completos y que conduce a un final abrupto en el que la voz y la orquesta cortan simultáneamente.

En América Latina, Yo soy aquel se convirtió en el estereotipo de la balada en castellano. Raphael en el precursor de la balada romántica en el mundo de habla hispana, y el tema en el disco del año en España. El camino quedaba abierto para un nuevo ídolo.

A conquistar el mundo

Quisiera decirte esta noche lo que siento. Pero estás tan lejos esta noche, tan lejos. Quisiera dibujarte con líneas de colores y al grito de la noche hacerte realidad. No puedo arrancarte de mí.

Acertadamente, le responde a un periodista: me fui de España porque me quedaba pequeña, no porque no tuviera suficiente aceptación; ya el club de fans del raphaelismo, para finales de los 60, superaba las 6.000 seguidoras. El 3 de octubre de 1967 actuaría en el teatro Olympia de París, en un espectáculo que duraría tres horas y donde los espectadores sentados y en silencio escucharían la interpretación impecable de 38 canciones, 8 en francés y el resto en español, para terminar en una inolvidable gran ovación.

En 1969 sería su primera actuación en el Madison Square Garden de Nueva York ante 48 mil espectadores. Entre 1968 y 70 realizará varias giras por toda América Latina, donde irá sembrando su música, que muy pronto conquistará los corazones de todo el mercado de habla hispana; pero igual será su aceptación y aclamación en Japón y en la Unión Soviética, con sus primeras canciones: Yo soy aquel, Cuando tú no estás, Mi gran noche, Cierro mis ojos, Digan lo que digan, Tema de amor, Balada de trompetas, y Desde aquel día.

Después, los más solemnes teatros de todo el mundo abrirán sus puertas para que el astro español exhiba con su temperamento descollante su admirable histrionismo, su versátil voz de barítono y sus dotes de estrella del canto: el Carnegie Hall, Radio City Music Hall y el Madison Square Garden, de Nueva York. El Kennedy Center de Washington D.C. El Palladium y el Talk of the Town de Londres. El Screen Auditorium, Greek Theater y el Universal Amphitheater de Los Ángeles, California. El Olympia de París. El Bellas Artes de México. El Opera House de Sidney. El Teatro de la Opera de Buenos Aires. El Teresa Carreño de Venezuela. El Bellas Artes de Puerto Rico. El Ciudad Opera de Tokio. El Rossia de Moscú y el Oktyabrskaya de San Petersburgo. El festival de Viña del Mar en Chile y El festival Baden-Baden de Alemania.

El 25 de octubre de 1970 logrará un reconocimiento muy importante para cualquier artista de habla hispana en sus inicios: la invitación al programa televisivo más popular y de mayores niveles de audiencia para su tiempo en los Estados Unidos, The Ed Sullivan Show, donde se lucirá cantando en vivo, en inglés, francés e italiano, Halleluyah,  Hava Nagila (Alegrémonos en hebreo). Dos meses después volverá a presentarse con las canciones Maybe, When my love is around y The sound of the Trumpet, adaptación al inglés de Balada de trompeta.

Un matrimonio para toda la vida

Si confundes tu cuerpo con tu alma, es que estás enamorado. Si recuerdas los versos de tu infancia es que estás enamorado, es que estás enamorado. Si percibes el llanto más callado. Si percibes el roce de una mano, es que estás enamoradoeenamoooorado

La hora que sus fans nunca hubieran deseado que llegara, había llegado. Su ídolo, después de una relación iniciada amistosamente cuando a Natalia Figueroa le tocó participar en la entrega de premios Radio España y ella le hizo entrega del galardón al joven triunfador que a sus ojos le lució algo pedante, el destino que es ciego como la justicia, los juntaría para siempre el 14 de julio de 1972, en una ceremonia celebrada en la Iglesia San Zacarías de Venecia.

De la unión nacería en 1973, su primer hijo, Jacobo. Un año más tarde vendría al mundo una hembra de nombre Alejandra, y finalmente en 1978, Manuel Martos Figueroa, el benjamín de la familia. Los homofóbicos y los meros machos ahora por lo menos eliminaban una de las opciones: le gustan las mujeres. Puede ser cualquier otra variante de la teoría queer, pero homosexual no es. Tenía, como todas las psiquis humanas, sus preferencias extrañas, que nada tienen que ver con su arte y menos aún desmeritan su estética. Cuáles son, las ignoro, como bien lo dice una de sus canciones, Qué sabe nadie / lo que me gusta o no me gusta de este mundo / qué sabe nadie / lo que prefiero o no prefiero en el amor.

Raphael no es un cantante cualquiera, no es un baladista romántico igual a los otros, es el más persistente y obstinado de todos. Lo imagino en sus noches solitarias, después de cada presentación en las miles de giras que hizo por el mundo. Sus angustias, sus lágrimas del color de la oscuridad y los sinos de su vida frente al espejo. Ello le provocaría una adicción al alcohol que hoy reconoce como una de las grandes fallas de su vida personal. No creo que solo fuera buscando conciliar el sueño, sino también buscando la paz del genio, que no es otra que la tormenta del alma que en la gente muy inteligente solo apacigua la muerte.

Hoy, después de leer muchos artículos, entrevistas y ensayos sobre él, estoy convencido de que, como todo verdadero ser humano de genio, siempre vivió en el silencio de la soledad interior más sublime, con esa media sonrisa que tanto dice, siempre orgulloso de que lo aplaudieran desde la distancia, molesto ante cualquier cercanía humana por muy bien intencionada que fuera.

La comunicación no verbal, una clave de su éxito

Cincuenta años después, yo sigo siendo aquel. Le dijo al Dr. Jekill Mr Hide, tan joven y tan viejo. Buscando en el empuje de mi look de Peter Pan y Dorian Grey. Sabina a Raphael en sus cincuenta años de profesión.

Hay muchas similitudes expresivas no verbales que identifican a Elvis Presley, el rey del rock and roll, con Raphael, el rey de la balada romántica. Ambos acompañan con distintos ritmos el tipo de música que interpretan. Elvis revolucionó a la gran audiencia de su tiempo, norteamericana, con sus movimientos de cadera y piernas, y Raphael conmovió a la de habla hispana con la versatilidad de los movimientos de sus manos y la gestualización, la mirada coqueta ambigua y la acentuación perfecta en la pronunciación de las letras de sus canciones.

Estoy completamente seguro de que desde siempre llevo un actor dentro de mí y que ese actor solo puedo soltarlo para expresarme en mis canciones. Mi única salida –la única manera de dejar salir al actor que llevo dentro– es y ha sido la voz. Pero la voz para provocar otras muchas maneras de expresión.

La comunicación no verbal, según un ensayo de Estrella Fernández Jiménez, ha contribuido, junto a su voz, a su éxito, y se ha convertido en su seña de identidad. En el caso de Raphael es capital su gestualidad, su kinésica y su proxémica. Miles Patterson sostiene que la comunicación no verbal es cognitivamente muy eficiente y esto refuerza nuestro punto de partida. Como lo confirma el mismo cantante:

Yo tengo una forma de hacer y esa forma de hacer la llevo a cabo, y a la gente le gusta mucho. Porque si no, hace muchos años esta historia se habría acabado… Yo me meto en la letra totalmente y aunque segundos antes haya dicho que te quiero mucho, puedo decir a los tres segundos, que te odio más que a nadie en el mundo, si la letra lo dice.

Algunos de esos signos de comunicación no verbal comienzan con la aspiración del cantante de hacerse conocer con su propio nombre, Raphael con ph, sin el apellido Martos. Es decir, la técnica de creación de una marca le resultó muy eficiente para su promoción y mercadeo.

Muchos autores coinciden en que el hombre siempre ha aprovechado la vestimenta y apariencia para manifestar quién es y ese vestuario puede cumplir varias funciones, entre ellas: decoración, protección, atracción sexual, autoafirmación, autonegación, ocultamiento, exhibición del status, o rol.

Uno de los aspectos más destacados de Raphael es su vestimenta negra que expresa la autoafirmación y exhibición del rol. Este hecho de ir de negro le otorga austeridad, y centra la atención en sus movimientos, sus manos y su cara.

Raphael fue el primer cantante hombre que levantó las manos y giró las muñecas sin declarase homosexual, a pesar de los señalamientos de maricón, afeminado o amanerado, a los que se hizo inmune. Pero hay muchas otras manifestaciones no verbales de mucha utilidad para su éxito, según Fernández Jiménez:

La oculésica, contacto ocular con las cámaras de televisión, tiene un papel relevante en el pragmatismo comunicacional del cantante. Una de las canciones donde más se evidencia este rasgo es en la canción Como yo te amo, donde cada yo corresponde a un cambio de mirada y a un nuevo plano. El rostro es, de todas las partes del cuerpo, la que parece facilitar mayor retroalimentación externa e interna, porque facilita gran capacidad adaptativa a una gran variedad de reglas de expresiones faciales. En el caso de la postura y el movimiento, el dinamismo de Raphael resulta determinante. Sus movimientos, además de sus gestos, han sido siempre lo más original, criticado y a su vez admirado.

Duncan Wheeler, en un artículo, relata que conversó con una fan rusa que se hizo traductora para conocer la letra de sus canciones. Ella quedó impresionada de la vitalidad y el dinamismo del cantante durante sus actuaciones, pues ella confesaba que hasta ese momento los rusos solo habían visto en los escenarios cantantes robot.

Sus mejores momentos y canciones

Nada se termina, todo vuelve a comenzar. Mueren ilusiones y otras nuevas nacerán, la luna de ayer noche, esta noche brillará. Las olas que se alejan a la playa volverán. Al ponerse el Sol

El divo de Linares ha tenido una carrera sostenida de éxito que solo se ha visto interrumpida por una peligrosa enfermedad que, milagrosamente, gracias a un trasplante de hígado, hasta hoy lo mantiene con vida.

Considero tres grandes momentos en la historia musical del ídolo español. La que lo catapulta como el precursor de la balada romántica, que comienza con el tema Yo soy aquel, y que incluye sus primeros grandes éxitos musicales. Tiempo de sus grandes y prolongadas giras por el mundo, donde son una constante los temas líricos como Cuando tú no estás, de desamor tal cual Estuve enamorado, de apertura como Digan lo que digan, y misceláneos como Balada triste de trompeta y Llorona.

Esta primera temporada, desde el festival de Eurovisión en 1966 hasta finales de los setenta, yo la llamaría de consagración del estrellato, su época de oro, su punto de partida donde le grita al mundo: yo soy el elegido, yo soy el mejor, yo soy el que sabe amar, al que hay que amar, yo soy el que sabe decir, yo simplemente soy aquel que se quedará para siempre en el alma de ustedes.

La segunda, que arranca en 1980 y lo confirma como la estrella de la balada romántica, en la que impone temas del mismo tópico de los primeros años, pero en esta ocasión el contenido de sus letras es más apasionado y vehemente; incluye canciones de despecho como En carne viva, Estar enamorado es…, ¿Qué tal te va sin mí?, Provocación, Qué sabe nadie, Como yo te amo, Yo sigo siendo aquel, Maravilloso corazón, maravilloso y muchas otras. En los noventa empieza su declinación, producto de su enfermedad y solo logra imponer, con mucha fuerza, Escándalo, con letra de Willy Chirinos.

La tercera y última temporada sería la de la vuelta de ‘‘el ave fénix’’. En el año 2000, Raphael protagonizó la versión en español del musical Jekill & Hide durante siete meses. En 2003 cumplía 60 y era sometido a un trasplante de hígado que lo rescató de una muerte inminente.  Su regreso sería esta vez para recoger los beneficios de su cosecha de toda la vida con su gira De vuelta tour, en 2004.

El 29 de junio de 2009 festeja sus 50 años de profesión en la Plaza de Toros de Las Ventas, acompañado de Ana Belén, Miguel Bosé, David Bisbal y Víctor Manuel, entre otros. En 2011 graba un disco de boleros, tangos y rancheras. Luego vendrán los tours de Amor y desamor entre 2013 y 2015. El Raphael Sinphónico World Tour entre 2015 y 2017. A partir de 2018, el RESinphónico, y a partir de 2019, el Raphael Resinphónico World Tour.

Filmó siete películas. La primera de ellas, Cuando tú no estás, en 1966. Realizó un programa de radio en 1974, The Raphael Show y en 1975 su propio programa en Televisión Española, donde compartía cantado con invitados internacionales, El mundo de Raphael. Hay un museo que lleva su nombre, el Linares, inaugurado en marzo de 2011. Fue declarado hijo adoptivo por el ayuntamiento de Madrid, el 11 de abril de 2018. Es el único cantante de habla hispana que se ha hecho acreedor de un disco de Uranio, de los cuales solo se han entregado cuatro en el mundo, al vender 50 millones de copias de un álbum musical.

Conclusiones

No me cabe duda de que Rafael escribió la primera página de la balada romántica actuada en el mundo de habla hispana. Hizo historia y le sumó encanto, magia y ternura a la música como arte universal. Es de los que no se apartan de los escenarios por sí solo y siento que desearía morir en escena. Los que apreciamos su arte preferiríamos que ese tiempo de espera que le queda -espero que mucho-, lo comparta con sus seres amados y recuerde que no necesita hacer nada más para:

Seguir siendo aquel, que a pesar de las dudas y su eterna locura sigue siendo aquel. Eterno caminante, que vive en cualquier parte, y muere cada noche un poco. Que vuelve a equivocarse y vuelve a levantarse y que ama con la fuerza de un loco…

Y que igual nos enternecerá y seguirá recordándole a las nuevas generaciones, con su Tamborilero, que hay un camino que lleva a Belén y que él solo tenía un viejo tambor para rendirse a los pies del Señor y tocarle ropoponpon, ropoponponpon….