Las historias son muchas. Las protagonistas, la mayoría mujeres sometidas a una dependencia enfermiza de parejas que vulneran sus derechos y muchas veces las de sus hijos también.
En un reportaje publicado por nuestro aliados de la Voz de América dice que informes indican que el confinamiento esencial para prevenir el contagio de la COVID-19 no necesariamente ha puesto a todos en un lugar seguro y ha sacado o dejado de lado este tema vital.
La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, planteó este tema y explicó cómo el aislamiento ha disparado la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero.
La cuarentena además ha reforzado el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros violentos, obligándolas a estar lejos de las personas, instituciones, autoridades o cualquier otro recurso que pueda ayudarlas
“Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador y violento en el hogar. De forma paralela, al tiempo que los sistemas sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al readaptar dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional” al COVID-19, afirmó Mlambo-Ngcuka.
Pero no solo ONU Mujeres está preocupado y dando seguimiento a este tema. Instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se han sumado a la ONU para buscar en conjunto herramientas y acciones para fortalecer los servicios que pueden ayudar y evitar que más mujeres sean víctimas de la violencia.
Cuando quedarse en casa no es seguro
Ana María Rodríguez, una de las personas del BID que forma parte de esta iniciativa, habló durante la presentación para Latinoamérica del tema “Cuando quedarse en casa no es seguro” sobre el trabajo que hacen junto a ONU Mujeres. Se trata de un plan de prevención de varias fases.
“La acción es un tema de todos, del sector público, privado, de las organizaciones no gubernamentales, de la prensa, de los hombres – que son quienes ejercen este tipo de violencia sobre las mujeres – y también que las mujeres puedan estar informadas de las herramientas que tienen”, afirmó Rodríguez.
María Noel Vaeza, de ONU Mujeres, habló de la capacidad de respuesta de la región con relación al tema, en especial en este momento tan crítico de la pandemia, ya que han aumentado los feminicidios y aunque reconoce que no existen cifras oficiales disponibles, sí tienen conocimiento del aumento de las denuncias lo que son un indicador de hacia dónde va la tendencia.
La ONU dio a conocer recientemente un reporte sobre el aumento de la violencia en México, Brasil, Colombia y Argentina durante la cuarentena.
“A nosotros nos interesa que se fortalezcan los refugios, la mujer no tiene a dónde ir porque no tiene medios económicos y lo que está pasando hoy en día es que el hombre al no tener acceso a su trabajo y pasar todo el día en su casa obviamente está más frustrado, y esa situación lleva a la violencia”, reafirmó Vaeza.
Hizo énfasis además en que de todos los grupos vulnerables, las mujeres que más están siendo atacadas son aquellas que pertenecen a grupos indígenas, afrodescendientes y las discapacitadas: “Son las poblaciones que hoy en día están sufriendo más que nunca”.
Para prevenir y ayudar a estos grupos, analistas sugieren reforzar los medios de alerta temprana, la acción de la policía comunitaria y la disponiblidad de refugios. “Solo así podremos ayudar a esos miles de mujeres que hoy en día están en casa con sus perpetradores”, puntualizó Vaeza.
ONU Mujeres afirma que se deben potenciar las líneas de atención, el apoyo psicosocial y el asesoramiento en línea, empleando soluciones tecnológicas como, por ejemplo, los SMS, herramientas y redes digitales para ampliar el apoyo social y llegar a las mujeres que no tienen acceso a teléfonos o Internet.