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OPINIÓN| Voy de Petare rumbo a Miraflores Por: Orlando Viera Blanco

La historia de los últimos 20 años en Venezuela deberá evaluar lo que definió Herrera Luque como conductas psicopáticas. Una jauría de maldad y morbo, donde habría que preguntarse si es propio de nuestra cultura, o a lo menos una realidad degenerada derivada del desbordado odio y violencia que supone la ideología del desquite, la lógica de luchas de clases y la impunidad como trofeo.

De Gómez a CAP

Desde la llegada de Juan Vicente Gómez [el Rey de bastos según Herrera Luque] ] al poder, Venezuela comenzó a vivir una época de redención grupal fundamentada en una paz reglada sobre la teoría de “Sota, Caballo y Rey” (que no es paz) y la emergencia de la riqueza petrolera.

Después de un siglo de reyertas y montoneras [XIX], al decir de Blasco Ibáñez y sus los cuatro jinetes del Apocalipsis, Guerras, peste, hambre y muerte, que acabaron con un millón de habitantes de cuatro que éramos, la fusta de Gómez y la creación de sus «milicias modernas” acabaron con la guerrilla de la época.

Antropológicamente tal devastación y mutilaje, produjo sufridas patologías sociales y desviaciones esquizoides. El síndrome del cimarrón, que siendo de raza mulata escapaba de su amo por ser libre… El síndrome del esclavo subjudice, que lleva en sus hombros el resentimiento del sometimiento y trato denigrante.

El síndrome del taita, hombre a caballo, jefe guerrillero y caudillo que somete, mata y cobra venganza, con el odio necesario como «pilar», para alcanzar y mantener poder.

El síndrome del humillado, el harapiento y mugroso, utilizado sólo para servir, para cargar, sembrar o sudar, generador de una salivación salvaje, como la del animal-fatigado y sometido al límite-a una vida de cuero y látigo. Porque así fueron tratados, como cosas, como animales…

Entonces la insurgencia del bandolero, del segador verdugo, como lo fue el pulpero de Villa de Cura Ezequiel Zamora, o el urogallo Boves, no fue casual. Seguimos tenemos sus versiones contemporáneas. Antes tomaron un fusil o un machete, cortaron cabezas e incendiaron caseríos, para imponer el nuevo orden, aquí ahora mando yo. Hoy todos están entre Petare
y Miraflores.

Todo este melting pot de personalidades resentidas necesitaban un gendarme necesario. Y llegó Gómez con su ‘unión paz y trabajo’ desde cuya dictadura acabó con la rechifla al tiempo que fundó las primeras aerolíneas como Aeropostal, modernizó y profesionalizó las FFAA, construyó los primeros aeropuertos y saneó las finanzas públicas.

Después de 35 años de dictadura, Venezuela comenzaba un proceso de desruralización, instalación de empresas petroleras americanas, que trajeron balancines, desarrollo y Béisbol, y el florecimiento del positivismo criollo democrático (soldados políticos) que impulsó-entre golpes, decadencias, grilletes y contragolpes-el nacimiento de la democracia, desde Medina su «primer soldado” hasta Betancourt [el padre de la democracia] tras la caída de Pérez Jiménez en 1958.

De Betancourt a Chávez

Betancourt da continuidad al proceso de redención grupal del siglo XX, pero de forma pactada y liberal, con la movilización social más importante vivida en la historia contemporánea de Latinoamérica.

Fuimos una sociedad de oportunidades, de destino migratorio, moneda fuerte y ciudades pilotos como Caracas, convertidas en regias metrópolis. Pero algo sucedía. El petróleo era monopolizado por el bipartidismo que controlaba el reparto. El minotauro nos dividió en algo peor que pobres y ricos, es decir, en incluidos y excluidos, en movilizados e inmovilizados.

La indiferencia de los que saborearon oportunidades vs. los desafortunados que quedaron en la relegación, fue el criadero de violencia, el brote de los síndromes del segador, el cimarrón, el taita vengador o el bandolero herido y resentido. Después del Caracazo, cuya chispa no fue la gasolina sino la fatiga y el olvido, la mala leche estaba echada. Comenzó el proceso de defenestración de la democracia entre “rebeliones de náufragos” (Mirtha Rivero), conjuras, caracazos, sables, notables, mantuamos, sotanas y “amigos invisibles”-sic-!

El 4F es el epílogo de una era de acumulación de reflujos, y el preludio de otra de sangre y desquites. Chávez fue el pastor de los miserables y el verdugo de los borregos en el corral. La Resurrección de los 4 jinetes del Apocalipsis: Hambre, guerra, peste y muerte. El pueblo no odia alerta Lipman, pero aprende con facilidad si se le incita. Esa es la historia reciente de la que aun no salimos y espero comprendamos.

De Maduro a Wilexis…

Así terminará esta oscura etapa de nuestra herida historia. A fuego cruzado entre pranatos excarcelados y pranatos uniformados. Entretanto un país en guerra, pero a lo interno. La verdadera montonera va de Petare rumbo a Miraflores. Violencia creada por el propio régimen quien ahora recibe “sota y plomo” de su propia medicina: el odio y la incitación.

Así hemos sido. Así hemos ido. A sota, caballo, sangre, sudor y rey. Al decir de Herrera Luque, mentes psicopáticas embriagadas de complejos, despojo y revancha. Necesitamos un nuevo cuarto de hora de “paz, unión y trabajo”.

Pero pido a Dios que el que “el elegido» no venga a caballo, con espuelas, más reflujos y el maso dando… Es hora de reconciliar la patria.

@ovierablanco

 Embajador (designado) de Venezuela en Canadá