María tiene más de 60 años, pero su sueño más reciente -después de trabajar por varios años como encargada de la distribución de alimentos en tiendas y en un restaurante de un colegio privado- era invertir su dinero en su propio negocio.
Fue así como, desde el año pasado, decidió remodelar un local y montar su propio restaurante. La iniciativa apenas levantaba cabeza, cuando -a finales de marzo de este año- llegó la pandemia a Colombia que la obligó a cerrar.
Con la decisión no solo se desvaneció el dinero y las grandes metas, sino la oportunidad laboral de las personas que trabajaban allí. Para María, los costos del arriendo y mantener la nómina se hicieron insostenibles. Ahora, vende almuerzos a domicilio, junto a su esposo, para poder mantenerse.
Casos como estos se escuchan a diario en Colombia, donde en mayo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, el nivel de desempleo subió al 21,4% -el más alto en la historia del país-, a causa de la crisis económica que viven muchos países en América Latina, ocasionada por el aislamiento obligatorio que generó la propagación de la COVID-19.
Las cifras recientes del DANE indican que, en mayo, 4,9 millones de personas perdieron su empleo, mientras que los ocupados fueron 17,3 millones.
El año pasado, la cifra llegó al 10,5% durante el mismo mes. El máximo nivel de desempleo se había registrado en 1999, con un 20,5%.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 400 millones de empleos de tiempo completo se perdieron en el segundo trimestre de 2020, contrastando con las estimaciones de alrededor de 305 millones de empleos.
Las Américas es la región más impactada del mundo, con pérdida de horas de trabajo del 18,3%.
Iván Daniel Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, dice que las cifras en Colombia confirman las proyecciones de la OIT.
«La recuperación de los estándares de empleabilidad es incierta y el regreso de las restricciones para el control de la pandemia advierten un escenario moderadamente pesimista puede comprometer 340 millones de empleos a tiempo completo», explicó Jaramillo.
Para el experto, previo a la crisis económica, social y ecológica que generó la pandemia, el sistema laboral colombiano presentaba indicadores de desempleo superiores a los de la región de América Latina y el Caribe «sin perjuicio de la informalidad que caracteriza el sistema laboral colombiano, que revela problemas estructurales profundizados por la crisis sanitaria».
Estos problemas, según el experto, son: «la informalidad, que alcanza el 66,3%, las brechas ocupacionales y salariales por género. La tasa de desempleo juvenil que normalmente duplica la nacional, las barreras para el acceso al empleo de las personas con discapacidad. La informalidad del 88% en lo rural, la cobertura del 35% del sistema de seguridad social, que aunado a las deficiencias en materia de inspección, vigilancia y control dificulta la efectividad de las medidas que se toman».
Auxilios y ayudas
A comienzo del mes de junio, el Ministerio de Trabajo en Colombia anunció un auxilio económico de casi 40 dólares, durante tres meses, dirigido a personas que perdieron sus empleos y que aún no han podido acceder al Mecanismo de Protección al Cesante, el cual fue autorizado a través del decreto 488 de 2020. Este mecanismo permite que las cajas de compensación familiar del país hagan frente a la crisis «a través de una protección económica para los trabajadores más vulnerables, correspondiente a 2 salarios mínimos (un poco más de 460 dólares) que serán pagados en 3 cuotas, en el lapso de tres meses», según informó en abril la Asociación Nacional de Cajas de Compensación Familiar Asocajas.
Adicional a este subsidio, dice el comunicado, «el cesante continuará recibiendo la cuota monetaria por cada uno de sus beneficiarios acreditados en la Caja, así como el pago a seguridad social (salud y pensiones), durante el término de la emergencia».
«La financiación del auxilio económico para la población cesante, se hará con recursos que se asignen del Fondo de Mitigación de Emergencias-FOME al Ministerio del Trabajo, que será el que defina las condiciones y criterios de acceso a estos recursos por parte de las Cajas de Compensación Familiar para los beneficios», informó el Ministerio.
Según el DANE, el comercio, la reparación de vehículos, la manufactura, administración pública y la educación fueron los sectores más afectados. Las mujeres, con un 25,4%, continúan siendo las más afectadas en materia laboral (el año pasado, la cifra llegó al 13,4%, durante el mismo mes). Así como el empleo juvenil, pues, en la franja de edad de los 14 a los 28 años, el desempleo desde marzo hasta mayo llegó a 26,6%, representando un incremento del 8% frente al porcentaje registrado en mayo de 2019.
Por su parte, Jaramillo opina que se requiere una política fiscal activa y estímulos para sectores especialmente impactados, como mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, así como la extensión de «cobertura del sistema de seguridad social al amparo de situaciones de crisis y desempleo».
¿Y los migrantes venezolanos?
Jozef Merkx, representante de ACNUR en Colombia, afirmó que por lo menos, un 60 por ciento de la población venezolana radicada en el país no tiene estos ingresos.
La mayoría se dedica al trabajo informal, el cual también se ha visto afectado durante la pandemia. «La ausencia de adscripción de rutas de regularización migratoria y formalidad laboral es el mayor problema en el marco de las relaciones laborales de este grupo poblacional», dice Jaramillo.
Sin embargo, el investigador aclara que, aunque la situación de los migrantes agrava el problema de informalidad, que caracteriza el sistema laboral colombiano, «no tiene la virtualidad de condicionar negativamente los niveles de desempleo que tienen causas estructurales específicas, ligadas a la contracción económica que deriva de la crisis sanitaria».
En Colombia, el aislamiento preventivo comenzó el 25 de marzo y, aunque en mayo y junio se han reactivado algunos sectores de la economía, buena parte del sector productivo del país permaneció cerrado. Actualmente, el país registra 97.846 contagios y 3.334 fallecimientos, a causa de la COVID-19, según cifras oficiales.
Con información de Voanoticias.com