Este martes, como ya es tradición, Francia celebró el Día de la Bastilla, su fecha histórica nacional, con poco menos de la pompa y circunstancia habitual después de la pandemia de coronavirus y respetando algunas restricciones aún vigentes en el país.
Faltaron los tanques y los desfiles de tropas por la Avenida de los Campos Elíseos de París, pero su lugar fue ocupado por enfermeras en sus uniformes blancos, que representaron a los trabajadores de la salud que perecieron en los días más oscuros de la pandemia.
Francia también honró a los empleados de supermercados, cajeros, carteros y otros héroes de los trabajos esenciales durante la pandemia.
El presidente Emmanuel Macron, montado en un jeep militar, pasó revista a distancia a grupos de soldados en la Plaza de la Concordia, mientras que aviones militares Mirage y Rafale dibujaron el cielo de columnas de humo blanco, rojo y azul, los colores de la bandera francesa.
Varios helicópteros transportaron a pacientes convalecientes de coronavirus.
Los trabajadores médicos recibieron un extenso aplauso y un coro militar entonó el himno nacional La Marsellesa al tiempo que las tropas desplegaban una enorme bardera tricolor a lo largo de la plaza.
Fue la primera vez desde 1980 que el desfile del Día de la Bastilla no se celebró en los Campos Elíseos.