El presidente Donald Trump anunció este miércoles el aumento de la presencia de fuerzas de seguridad federales en algunas ciudades del país «plagadas de crímenes violentos», entre ellas, Chicago, que ha visto un incremento de muertes violentas en lo que va de año cercano al 50% con respecto al año pasado.
«Hoy anuncio el envío de fuerzas de seguridad federales a comunidades estadounidenses plagadas de crímenes violentos», declaró el mandatario durante un acto celebrado en la Casa Blanca que sirvió para anunciar la medida.
El mandatario detalló que estos agentes federales trabajarán en el marco de la Operación Legend, bautizada así en honor a LeGend Taliferro, un niño de cuatro años de edad que falleció a consecuencia de una bala perdida mientras dormía en su casa, en Kansas City, Missouri.
Trump afirmó que, «como presidente», su primera obligación es «proteger al pueblo estadounidense». «Este derramamiento de sangre debe parar, este derramamiento de sangre parará», sostuvo.
El mandatario reseñó que, sólo en Chicago, han perdido la vida de manera violenta 414 personas en lo que va de año, lo que representa un aumento cercano al 50% respecto al año pasado. Además, detalló, más de 1.900 personas han sufrido heridas de bala durante ese mismo periodo.
En los últimos días, la Casa Blanca ha venido defendiendo la necesidad desplegar agentes federales en dos ciudades: Portland y Chicago.
En el caso de Portland, en el estado de Washington, la administración Trump ya ha desplegado agentes federales, que operan en muchos casos con uniformes paramilitares y sin identificarse, para hacer frente a las protestas que, desde hace semanas, exigen igualdad racial. El alcalde de la ciudad, Ted Wheeler, ya expresó su disconformidad con la medida al considerar que solo sirve para agravar la situación.
En cuanto a la principal ciudad del estado de Illinois, Chicago, el problema ha sido el significativo repunte de casos violentos en las últimas semanas, coincidiendo con el fin de la cuarentena por la pandemia. En este caso, la alcaldesa de la ciudad, la demócrata Lori Lightfoot, ya había manifestado que la ayuda del gobierno federal sería bien recibida.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés) planea desplegar alrededor de 150 agentes federales en Chicago esta semana, según el Chicago Tribune.
El secretario de Justicia, William Barr, también presente en el acto, aseguró que «la principal amenaza» en las ciudades estadounidenses es el «crimen violento».
«La principal causa de muerte para los jóvenes negros son los homicidios (…), cada una de esas vidas importan», dijo en clara referencia al lema que enarbolan quienes exigen el fin de la violencia policial contra los afroestadounidenses: las vidas negras importan. «Nuestro objetivo es ayudar a salvar vidas», afirmó.
El presidente aprovechó el acto para criticar a la oposición y, en especial, a algunos «políticos extremistas» que «se han unido» a la reciente «cruzada antipolicial» que ha visto nacer el país a raíz de la muerte del afroestadounidense George Floyd cuando se encontraba bajo custodia policial.
«En las últimas semanas ha habido un movimiento radical para retirar fondos, desmantelar y disolver nuestros departamentos de policía (…). Lo que queremos es reforzar las fuerzas del orden, no debilitarlas», observó.
Trump también criticó duramente a las llamadas ‘ciudades santuario’, que son aquellas que no cooperan con las autoridades federales migratorias.
«Lo que las ciudades están haciendo —señaló— es una absoluta locura, muchas de ellas lideradas por los mismos políticos que quieren reducir los fondos de las fuerzas del orden han declarado, además, que sus ciudades son santuarios para extranjeros ilegales criminales».
«Estados Unidos debe ser un santuario para los ciudadanos que respeten la ley, no para criminales extranjeros», zanjó Trump.
Con Información de Voanoticias.com