En su visita a Dublín, Irlanda, Francisco se reunió con un grupo de víctimas de abusos sexuales cometidas por sacerdotes católicos y les imploró «el perdón de Dios por estos pecados, por el escándalo y la traición sufridos por tantas personas en la familia de Dios”, declaró el Papa.
Desde 2002, más de 14.500 personas declararon haber sido víctimas de abusos sexuales cometidos por sarcedotes en Irlanda, un país con una fuerte influencia católica que ha mermado por estas denuncias.
“Ninguno de nosotros puede prescindir de conmoverse con las historias de menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia y que han sido abandonados a la herida de dolorosos recuerdos. Esta cicatriz abierta nos desafía a ser firmes y decididos en la búsqueda de la verdad y la justicia”, declaró el papa Francisco.