Así como dice la gaita escrita por el monumental Ricardo Aguirre, así está la capital zuliana en su cumpleaños número 492. Casi llega al quinquenio de su fundación y cada vez son más las penurias que pasan los habitantes de la ciudad, que en otrora, fue una de las más importantes de Venezuela.
Capital del principal estado petrolero de Venezuela, el Zulia. Una ciudad que enamora por sus hermoso lago y su devoción a la Virgen de Chiquinquirá, hoy está oscura y abandonada, en manos de un régimen que solo la golpea.
Sus habitantes hoy no tienen nada que celebrar. Maracaibo es prácticamente un desierto. Desolada, sin servicios públicos básicos, como electricidad y agua. Los marabinos, en su mayoría, cocinan en leña, no hay gas doméstico y las bombonas son incomprables.
El comercio está deprimido. El intercambio binacional que se aprovechaba por su cercanía con la frontera con Colombia está en cero.
Una ciudad fantasma, en donde sus habitantes pasan los días en una cola, para cualquier cosa, pero en una cola donde pierden la vida y las esperanzas.
La ciudad conocida por sus casas de techos altos y fachadas coloridas, hoy está a oscuras. Aguantando apagones de seis, ocho y más horas a diario. Sin gasolina además y cada minuto que pasa con menos motivos para seguir luchando.
Hoy Maracaibo no tiene nada que celebrar. Cumple 492 años de su fundación sin risas y tenebrosa, con calles solas y sucias, en colas, con hambre y miseria, más que nunca marginada y sin un real.
¡Feliz Aniversario Maracaibo!