El aporte total de esos primeros tres años sería de aproximadamente 8.000 millones de dólares, según la iniciativa del BID.
Los autores del programa apuntan, inicialmente, las características del colapso nacional: la contracción del Producto Interno Bruto de 70% entre 2013 y 2019, una reducción adicional de la variable de al menos 30 por ciento este año, el impacto de la pandemia y el “continuo declive” de la infraestructura.
Mencionan entre las causas de la debacle el “intervencionismo estatal”, “cambios en las reglas del juego en el sector petrolero” y “una gestión macroeconómica irresponsable”. Las sanciones económicas contra el gobierno también han generado un impacto en la situación venezolana.
La carga de la deuda pública, equivalente al 500 por ciento del PIB, y el debilitamiento de las instituciones públicas también se retratan en el informe.
“Un proceso de transición ordenada en Venezuela posibilitaría tomar las medidas necesarias para atacar de manera contundente los retos que enfrenta el país”, concluyen los economistas en su reporte, culminado en agosto, pero publicado apenas a mediados de septiembre.
El corazón del plan: las transferencias
Si bien el programa del BID sobre Venezuela contempla mejoras e inversiones de salud, educación, infraestructura, y los servicios de electricidad, agua y transporte, su epicentro son las transferencias directas a la población.
Para atender “necesidades urgentes” de la mayor cantidad de venezolanos en el menor tiempo posible, se propone en el corto plazo un programa de “transferencias no condicionadas”, con cobertura “casi universal”.
Esta fase la complementaría otro método de “transferencias en especie”, esencialmente de alimentos, para cubrir lo que llaman “situaciones especiales”.
El BID propone aprovechar la alta bancarización de la población en Venezuela para lanzar en esta primera etapa transferencias de al menos cinco dólares semanales a cuentas bancarias cuyos titulares sean mujeres de más de 18 años.
Ese esquema permitiría, según los investigadores del Banco Interamericano, “llegar a un mayor número de beneficiarios de manera rápida”.
Los montos de los beneficios se ajustarán “de acuerdo con la evolución de la situación macroeconómica” de Venezuela, de 28 millones de habitantes, señalan los delegados del BID.
Una segunda etapa, a mediano plazo, contempla un Programa de Transferencias Focalizadas, PTF, que beneficiará a la “población más vulnerable”. Los subsidios, a estas instancias, se entregarían por hogares pobres.
“El monto de la transferencia dependerá de la estructura del hogar, y se basará en el valor de la brecha de pobreza o pobreza extrema, tomando en cuenta también restricciones fiscales”, anotan Abuelafia y Saboin.
Proponen, sin embargo, que inicialmente se considere asignar 30 dólares a la semana por hogar empobrecido, que cubriría el 20 por ciento de una canasta mínima para una familia de cuatro integrantes.
El salario mínimo mensual en Venezuela es de 400.000 bolívares o un dólar estadounidense, según la tasa oficial del Banco Central al cierre del jueves 24 de septiembre, de 399.396 bolívares con 54 céntimos.
Con Información de Voanoticias.com