Al menos 1.043 inmigrantes hondureños, retornaron, lo cual representan el 83 por ciento de los que salieron en la caravana, según «las estadísticas proporcionadas por el Sistema de Control Biométrico Nacional del Instituto Nacional de Migración (INM)».
En un comunicado de la Presidencia, Jerez señaló que los retornados «están siendo trasladados a sus lugares de origen por las autoridades hondureñas».
«Si lo comparamos a los 1.250 hondureños que según estimaciones de la Secretaría de Seguridad cruzaron la frontera de Guatemala el jueves por la mañana, podríamos decir que un 83 por ciento de los migrantes que viajaban en esa caravana ya retornaron al país», afirmó la alta funcionaria.
Según EFE el funcionario detalló que se desconoce «de dónde sacan» las autoridades de Guatemala la cifra de 3.093 hondureños los que habrían sido retornados, y que las que registra su país son del INM, «que cuenta con un control biométrico que permite llevar estadísticas fidedignas de los ingresos y salidas del país».
Jerez dijo que por la frontera de Corinto, departamento de Cortés, por donde salió la caravana, han retornado 826 inmigrantes, mientras que 208 lo hicieron por Agua Caliente (Ocotepeque) y 9 por El Florido (Copán).
Del total de retornados, 697 son adultos y 346 menores de edad, según la vicecanciller hondureña.
Jerez hizo un nuevo llamamiento a los padres de familia para que no expongan a los niños a los peligros de la ruta migratoria y a que no se dejen engañar por los traficantes de personas, conocidos como «coyotes», que les aseguran que con los menores es más fácil entrar a los Estados Unidos, añade la información oficial.
«Eso es mentira. Los niños no pueden seguir siendo utilizados como pasaportes humanos; en esta caravana vimos dos menores abandonados, que ya fueron reunificados con sus padres, pero se sigue un proceso de audiencias para determinar por qué los pusieron en riesgo», enfatizó Jerez.
Dijo además que los controles migratorios se han duplicado en Guatemala y México, lo que hace cada vez más difícil que puedan llegar hasta los Estados Unidos, donde también se han duplicado los cordones de seguridad.
A los peligros históricos de la ruta migratoria se suma la COVID-19, que está vigente en todos los países del mundo y, evidentemente, los riesgos de contagio a los que se expone una persona con movilizaciones masivas y al ser confinada en un albergue son muy altos, acotó Jerez.
La falta de empleo y la inseguridad en su país son las causas que los inmigrantes hondureños alegan para irse en caravana, una modalidad que se ha venido dando desde el 13 de octubre de 2018, cuando se fueron más de 4.000, según diversas fuentes, de los que algunos pudieron llegar hasta Estados Unidos.