La historia se vuelve a repetir al sur de Luisiana, donde los habitantes comenzaron de nuevo la rutina: esquivar coches volcados, cruzar zonas con agua hasta las rodillas para llegar a casas inundadas con techos estropeados y sin electricidad, y prometiendo reconstruir tras la tormenta, según una nota publicada por la agencia Associates Press.
El huracán Delta tocó tierra el viernes en horas de la noche cerca de la localidad costera de Creole, con vientos máximos de 155 km/h, para después pasar por Lake Charles, una ciudad donde el huracán Laura dejó destrozos y desolación a finales de agosto.
Delta llegó con menos fuerza que Laura, pero causó mayores inundaciones, explicó el alcalde de Lake Charles, Nic Hunter.
El funcionario local informó que cientos de casas habían sido afectadas por las inundaciones.
«Sumen Laura y Delta y resulta simple y absolutamente sin precedentes y catastrófico», señaló Hunter. «Estamos muy preocupados de que con todo lo que está pasando en el país en este preciso momento, este incidente no tenga la atención nacional que debiera» aseguró el alcalde.
Mientras que el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, aseguró que hasta los momentos no se han registrado víctimas fatales, pero el peligro sigue latente.
«Todo mundo debe tener mucha precaución incluso ahora, y en verdad, especialmente ahora», declaró Edwards.