Una nueva jornada de tensión se vive este miércoles en Nigeria. Las protestas en contra de la brutalidad policial han sido reprimidas violentamente por órganos policiales del gobierno.
El centro de las protestas es el estado de Lagos, en donde se ubica la ciudad homónima, mayor urbe de África y corazón económico de Nigeria, donde las autoridades han decretado un toque de queda desde este martes para contener las manifestaciones.
La decisión que ha generado varios días de protestas identificadas del movimiento conocido con la etiqueta #EndSARS («Acabar con SARS»), que ha logrado captar la atención internacional sobre innumerables acusaciones de arrestos arbitrarios, torturas y asesinatos de la ahora ya disuelta Unidad Especial Antirrobo (SARS, por sus siglas inglesas) de la Policía nigeriana.
Este martes en la noche ha sido calificado como el «martes negro». Decenas de personas murieron por acciones represivas de las fuerzas de seguridad del gobierno en la zona de la barrera de peaje de Lekki en Lagos, según un reporte de Amnistía Internacional.
«Amnistía Internacional ha recibido pruebas creíbles pero alarmantes de que el uso excesivo de la fuerza provocó la muerte de manifestantes en el peaje de Lekki en Lagos», escribió la organización pro derechos humanos en su cuenta en Twitter.
Otras ciudades que se sumaron a las protestas de este martes fueron Abuya (capital federal de Nigeria) y estados como Kano (norte), Oyo (suroeste), Ogun (suroeste) o Plateau (centro).
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado los hechos y reiteró que «sigue los últimos acontecimientos en Nigeria y pide que se ponga fin a los abusos y brutalidad policial reportados», esto según lo ha dicho su portavoz, Stephane Dujarric, en un comunicado.