El Reino Unido aprobó este miércoles 30 de diciembre, el uso de la vacuna de AstraZeneca/Oxford, con la que pretende reducir las tasas de contagio y mortandad por el Coronavirus cuyo rebrote llevó a confinar a 78% de la población de Inglaterra y mantener cerradas algunas escuelas.
Los servicios de salud están bajo una presión muy significativa, subrayó, con más de 21.000 personas hospitalizadas superando los peores niveles registrados en la primera ola en abril. «Solo ayer se registraron 53.135 nuevos casos, la mayoría de los cuales se cree que se deben a la nueva variante, mucho más contagiosa, descubierta en el país hace diez días», afirmó el ministro de Sanidad, Matt Hancock.
Reino Unido, uno de los países más castigados de Europa, registró hasta el miércoles 72.548 muertos confirmados por covid-19, 981 más en las últimas 24 horas aunque con el retraso acumulado por varios días feriados. El gobierno de Boris Johnson decidió reforzar las restricciones tras decubrir que la nueva cepa es entre 40% y 70% más transmisible que las anteriores.
En ese sentido, la autorización dada por la agencia británica del medicamento (MHRA)-una primicia mundial- a la vacuna desarrollada por el laboratorio británico AstraZeneca con los científicos de la Universidad de Oxford parecía la única esperanza.
El ministerio de Sanidad anunció la aprobación «tras rigurosos ensayos clínicos y un análisis exhaustivo de los datos por parte de los expertos». Los científicos que asesoran al ejecutivo explicaron después en rueda de prensa que la vacuna ofrece protección a partir de 22 días después de la primera inyección y durante al menos tres meses.
En función de llegar a una población lo más amplia posible, las autoridades británicas decidieron espaciar considerablemente, hasta 12 semanas en lugar de las 3 inicialmente previstas, la administración de las dos dosis necesarias.