“¡Fuera Bolsonaro!” fue el grito que se escuchó, este viernes, en diversas ciudades de Brasil. Distintos barrios de Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia se convirtieron en escenarios de estruendosas caceroladas en contra del presidente.
Cundidos por la indignación, los ciudadanos del gigante suramericano rechazaron la gestión de la pandemia adelantada por el actual Ejecutivo. Las políticas aplicadas desde el Palacio de Planalto no han sido suficientes para contener el rebrote de la Covid-19 e, incluso, la aparición de una nueva variante de la enfermedad.
La crisis provocada por la segunda ola ha golpeado con más fuerza a Manaos, una de las ciudades más importantes del norteño estado de Amazonas. Allí, los centros clínicos se han visto superados en capacidad, debido a la cantidad de casos positivos.
Imágenes compartidas en redes sociales dan cuenta de hospitales sin oxígeno, con médicos y enfermeras ventilando a sus pacientes de forma manual. En las gráficas también se aprecia a enfermos que murieron asfixiados, al no contar con respiradores artificiales.
Con tal escenario como telón de fondo, Michael Ryan, director de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que, de mantenerse la tendencia, el rebrote será más catastrófico que el experimentado por Manaos y por el resto de la región amazónica entre abril y mayo del año pasado.