Al menos unos 4.500 migrantes que viajan a pie desde Honduras rumbo a EEUU lograron sortear su primer escollo, la línea de frontera con Guatemala, tras romper un cerco policial a gritos de “queremos pasar”, y mantienen vivo el sueño de una mejor vida a la espera de concesiones bajo la adminsitración del presidente electo Joe Biden.
Muchos participantes de esta caravana están convencidos de que a partir del 20 de enero, las políticas migratorias serán más flexibles sin embargo numerosos expertos y en distintos foros de debate ssostienen que esta situación podría generar un caos mayúsculo.
Washington ya descartó la posibilidad de un trato especial para el grupo, que incluye personas de todas las edades y familias enteras.”No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud”. “Es un viaje mortal”, precisó el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), Mark A. Morgan.
Consultada por el Diario Las Américas, la abogada de inmigración Kristy Figueroa Contreras subraya: “Siempre han existido caravanas de esos países plagados por la pobreza y más allá en medio de una violencia terrible…Van a seguir viniendo. Pero ni aún con Biden estamos hablando una situación de fronteras abiertas. Se puede esperar algo parecido a la era Obama, a lo mejor sea más fácil salir de la detención. Se avecinan cambios favorables para los inmigrantes, pero tampoco se puede pensar que van a entrar a EEUU sin problemas: tienen que pasar el proceso, aprobar la entrevista preliminar de miedo creíble y si la aprueban tienen que ir frente a un juez y hay jueces que tienen una tasa de denegación del 90 por ciento. Si a uno le toca un juez así lamentablemente es muy difícil, no existen recursos después”
La multitud logró ingresar por el paso fronterizo de El Florido, 220 km al este de Ciudad de Guatemala.
La decisión de no enfrentar a los migrantes, según un agente policial, se tomó al constatar que en el grupo había muchas familias con menores de edad. Usar gases lacrimógenos con niños y a oscuras podría haber sido fatal, detalló. Los policías no llevaban armas de fuego.
Desde la tarde de este viernes, olas de caminantes se agruparon del lado hondureño de la frontera, luego de comenzar su travesía de madrugada en la ciudad de San Pedro Sula. Algunos habían acortado el camino subiéndose a camiones o vehículos en la carretera.
En la frontera, primero vencieron una primera línea de policías de Honduras. Luego avanzaron formando cadenas humanas hasta donde los esperaba la guardia de Guatemala. Allí las autoridades les aclararon que solo podían pasar quienes llevasen sus documentos en regla y una prueba negativa de covid-19.
Pero a pesar de que muchos no portaban el examen de COVID-19, los migrantes apretaron la marcha, y tras un forcejeo inicial lograron ingresar sin enfrentamientos.
“De aquí no nos vamos hasta que nos dejen pasar, vamos a hacer una huelga de hambre, no tenemos trabajo ni comida por eso decidí viajar a Estados Unidos”, había dicho poco antes Dania Hinestrosa, de 23 años, esperando cruzar junto con una de sus hijas pequeñas. Ella dejó atrás a otra hija de tres años y unos gemelos de cuatro, dice la joven, que trabajaba como empleada doméstica.
Guatemala se encuentra bajo “estado de prevención” en siete departamentos, lo que le permite disolver aglomeraciones públicas incluso “por la fuerza”. Se prevé que la multitud se detenga a pasar la noche para continuar el sábado.
En su trayecto aún se toparán con varios controles policiales dentro de Guatemala antes de llegar a la frontera con México, que ya adelantó que “no permitirá el ingreso irregular de caravanas de personas migrantes” y desplegó 500 agentes en Chiapas y Tabasco, estados fronterizos con Guatemala.
Los migrantes dicen huir de una Honduras fuertemente golpeada por el paso de dos huracanes en noviembre y la falta de empleo causada por la pandemia, que se suman a los males endémicos de un país acribillado por la violencia asociada a las pandillas y el narcotráfico.
En la larga marcha, la mayoría lleva mochilas, mascarillas por la pandemia y banderas de Honduras.
“Vamos con el corazón roto. En mi caso, dejo mi familia. Se queda mi esposo y mis tres hijos”, lamentó Jessenia Ramírez, de 36 años. “Vamos buscando un mejor futuro, un trabajo para poder mandar unos centavos” a Honduras, añadió.
Entretanto la vicecanciller hondureña, Nelly Jeréz, reconoció que “la gente va buscando una mejora de calidad de vida”, algo a lo que “todos tenemos derecho”, pero sugirió una migración “regular, ordenada y segura”, y denunció a la gente “inescrúpulosa” que cobra por guiar a los migrantes.
Desde 2019 Honduras ha detenido a 293 de los denominados “coyotes”, personas señaladas de organizar cruces de migrantes por pasos no autorizados. Al menos tres fueron detenidos en esta caravana, dijo Jeréz.
En tanto, las autoridades de El Salvador detuvieron a tres personas, acusadas de estar organizando, con fines de lucrarse, otra caravana rumbo a Estados Unidos.
Con información de Miami Mundo