Julio Borges, comisionado de la Presidencia Encargada para las Relaciones Exteriores, se pronunció contra el despliegue de soldados peruanos, que tendrían la misión de impedir la entrada, a ese país, de migrantes venezolanos.
Para Borges, la militarización de las fronteras podría ser una práctica contraproducente, pues, a su juicio, pondría en riesgo la vida de quienes han huido de Venezuela, pero también la de los ciudadanos de la nación inca.
Mediante un comunicado, el Canciller apuntó que la medida también podría ser un caldo de cultivo para “grupos que se dedican a la explotación humana y al crimen trasnacional”.
Julio Borges formuló sus preocupaciones dos días después de que oficiales del Ejército peruano accionaron sus armas de reglamento, con el objetivo de impedir la entrada de refugiados venezolanos que pretendían ingresar a Perú procedentes de Ecuador.
Ante el incidente, Borges instó a las autoridades de la nación andina a cumplir “con los acuerdos internacionales en materia de migración, especialmente la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados”.