Kosovo e Israel han normalizado sus relaciones. Representantes del Gobierno kosovar confirmaron, este lunes, que las naciones alcanzaron un acuerdo para intercambiar embajadores y abrir sedes diplomáticas en Jerusalén y Pristina.
El convenio, formalizado a través de una ceremonia telemática, forma parte de la estrategia que se adelanta desde Washington y desde la Cancillería israelí, con la intención de superar las diferencias entre la nación hebrea y países musulmanes de corte sunita.
Antes de pactar con la República de Kosovo, el Gobierno de Benjamín Netanyahu había logrado convenios similares con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. Sin embargo – y a diferencia de Kosovo – ninguno de esos países reconoció a Jerusalén como la legítima capital del Estado de Israel.
A cambio, Israel ha aceptado tratar a Kosovo, una ex provincia serbia, como una nación autónoma y soberana. “Israel se convierte en el 117º país que reconoce la República de Kosovo como un país independiente”, dijo complacida Meliza Haradinaj-Stublla, ministra kosovar de Relaciones Exteriores.
“Hoy hacemos historia, establecemos relaciones diplomáticas entre Israel y Kosovo”, manifestó, por su parte, Gabi Askenazi, el jefe de la diplomacia israelí.
La mayoría de los Estados occidentales reconocen a Kosovo como un país independiente. Sólo Serbia, Rusia y China se oponen a esa realidad.