POR Mari Montes / Prodavinci
Uno quiere decir que se fueron para las gradas, no que se fueron de este mundo.
Una tragedia ocurrida en la madrugada de este viernes 7 de diciembre enluta al beisbol profesional venezolano.
El fallecimiento de dos jugadores, José Castillo “El Hacha”, y Luis Valbuena, en un accidente causado por una piedra atravesada en la vía, según el parte policial, ha llenado de tristeza a toda Venezuela.
Era anunciadora de los Leones del Caracas en la temporada 1999-2000, cuando Castillo hizo su debut en el beisbol rentado. Tuve el inmenso honor de anunciar su primer turno y primer inatrapable en el Estadio Universitario, su parque favorito, donde brilló siempre, comenzó su leyenda y conectó su último hit, horas antes de encontrar la muerte en la carretera cuando se desplazaba a Barquisimeto, hecho que fue informado minutos después de ocurrido. Anoche se fue de 4-3, su último batazo fue una línea a terreno de nadie.
Este año inscribió su nombre en la selecta lista de quienes han pasado el millar de inatrapables en la LVBP: Víctor Davalillo con 1505 hits; Robert Pérez, 1369; Teolindo Acosta, 1289; César Tovar, 1224; Luis “Camaleón” García, 1065; Tomás Pérez, 1012; Luis Sojo, 1007, y el último en ingresar fue él, José Castillo, con 1.032 cohetazos, el último disparado en el estadio Universitario de Caracas, su parque favorito, el que lo vio debutar y convertirse en el estrella, el que coreaba “El Hacha, El Hacha”, cuando el número “14” salía del dugout al círculo de espera. Sonaba su nombre y se escuchaba el tema “El Hacha” de Franco y Oscarcito, la afición lo acompañaba con un gesto que simulaba el movimiento de un leñador. Mejor no le podía quedar el mote, lo que hizo siempre fue repartir leña.
Prácticamente jugó con todos los equipos de nuestro beisbol: Leones del Caracas, Bravos de Margarita, Caribes de Anzoátegui, Tiburones de La Guaira, Tigres de Aragua y por último los Cardenales de Lara. Admirado por su actitud y don de gente, porque era un fajado, un ejemplo de disciplina y constancia.
Su salida de Leones siempre fue lamentada por la afición melenuda que no dejó de recibirlo con el aprecio que se ganó porque siempre fue un jugador que respetó el beisbol. Siempre con un hit en la punta del bate. Así fue por 19 temporadas.
He seguido con atención la carrera de Luis Valbuena con Lara y desde que llegó a las Mayores con los Marineros de Seatle en 2009. Su paso a los Cubs, luego a Astros y hasta esta campaña con los Angelinos de Anaheim. Solvente en la defensa y un bate respetable por selectivo y paciente. Un out difícil.
Llegó temprano para ayudar a los pájaros rojos a estar en la cima de la tabla. Él y Castillo fueron pilares de estos Cardenales que mandan en la clasificación.
Creo que ya he dicho antes que si existe un “segundo equipo”, el mío es Cardenales de Lara. Debe ser por Rubén Mijares, su circuito radial con “El Narrador”, Alfonso Saer y una gerencia de caballeros con Humberto Oropeza al mando.
Es una tragedia que nos dejó sin palabras y con varias reflexiones: el hampa es dueña de las vías deterioradas de nuestro país, de noche se elevan los riesgos, se reducen si todos van en el autobús que va a escoltado porque de sobra se sabe que son diarios los “accidentes” que provoca el hampa para asaltar a sus víctimas, pero aunque vaya escoltado, tampoco el autobús está exento de riesgos. Hay entonces que repensar los calendarios para minimizar el peligro de viajar de madrugada y no dejar de usar el cinturón de seguridad en todos los puestos.
El origen de esta fatalidad es el hampa y la impunidad. Nada puede justificar que unas piedras atravesadas en las vías haya propiciado esas muertes, en esas vías a diario se pierden vidas de venezolanos.
A José Castillo y Luis Valbuena una oración por su eterno descanso. Aún les quedaban batazos por dar, estaban empeñados en darle a los alados un campeonato.
Les tocó demasiado temprano atravesar el campo de sueños.