La pandemia nos ha quitado de una de las manifestaciones más universales y presentes en todas las civilizaciones: poder besarnos en público como símbolo de afecto y alegría de dos o más personas que se encuentran. Aun así, no por eso el beso deja de ser menos deseado.
Desde el apasionado beso en Times Square entre el marinero y la enfermera en 1945 mientras se celebraba el final de la Segunda Guerra Mundial y el famoso cuadro El beso de Gustav Klimt, hasta los besos de las películas que presenciamos en los cines: uno de los gestos más sencillos y verdaderos para mostrar amor y cariño es el beso, que se celebra cada 13 de abril con el Día Internacional del Beso.
Hay muchas teorías de cómo se originó el beso y por qué lo hacemos. Algunos científicos creen que besar es un comportamiento aprendido, ya que aproximadamente 10% de los humanos no se besan y muchos menos besan con intención romántica o sexual. Otros creen que besar es instintivo y tiene sus raíces en la biología.
“El beso es tan antiguo como el mundo. Aparece en el Antiguo Testamento, como una manifestación explícita de amor y compromiso en diferentes partes del texto bíblico. Aún con sutiles diferencias culturales, el beso permite el contacto de una de las partes más sensibles del cuerpo, los labios, con la piel o los labios de otra persona, permitiendo que se perciban características del otro que no podrían conocerse sin este acercamiento tan estrecho”, manifestó en diálogo con este medio Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
La ciencia nos ha enseñado mucho sobre los besos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford sugiere que besar nos ayuda a evaluar a las parejas potenciales y, una vez en una relación, puede ser una forma de conseguir una pareja a largo plazo. También se ha descubierto que usamos 146 músculos e intercambiamos 80 millones de bacterias nuevas para besar.
Besar provoca una reacción química en el cerebro, que incluye un estallido de la hormona oxitocina. A menudo se la conoce como la “hormona del amor” porque despierta sentimientos de afecto y apego. Según un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, la oxitocina es particularmente importante para ayudar a los hombres a vincularse con una pareja y permanecer monógamos. Las mujeres experimentan una inundación de oxitocina durante el parto y la lactancia, lo que fortalece el vínculo madre-hijo.
Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, “el beso es un contacto intenso que no solo nos une al cuerpo del otro y nos ayuda a conectarnos con el placer, sino que estimula la secreción de oxitocina que ayuda al apego y libera endorfinas que dan sensación de bienestar”. Esta y otras “hormonas felices” como la dopamina nos hacen sentir mareados y eufóricos. Cuanto más consigamos de estas hormonas, más las querrán nuestros cuerpos. Para algunos, esto puede ser más evidente al comienzo de una relación. Sin embargo, según un estudio, las parejas en relaciones a largo plazo que se besan con frecuencia informan una mayor satisfacción en la relación.
No es ningún secreto que algunos besos son totalmente sexuales y están lejos de ser platónicos. Los besos con la boca y la lengua abiertos son especialmente efectivos para aumentar el nivel de excitación sexual ya que los labios tienen más terminaciones nerviosas que cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Investigaciones anteriores muestran que para las mujeres, besar es una forma de evaluar a una pareja potencial. También se ha demostrado que los hombres se besan para introducir hormonas sexuales y proteínas que hacen que su pareja sea más receptiva sexualmente.
Recientemente, un nuevo estudio publicado en Sexual and Relationship Therapy proporciona evidencia de que la frecuencia de los besos es un fuerte indicador de la satisfacción sexual y de una relación. Los resultados sugieren que “la frecuencia de los besos podría considerarse una especie de clima de campana para determinar si el vínculo de relación es fuerte y la calidad sexual es alta”, según los autores de la investigación.
“Me interesó este tema porque la mayoría de las investigaciones que se enfocan en el comportamiento físico y su asociación con la relación y la satisfacción sexual ha examinado las relaciones sexuales u otros comportamientos abiertamente sexuales”, manifestó la autora del estudio Veronica Hanna-Walker de la Universidad Brigham Young.
“A pesar de que los besos románticos no se ven en todas las culturas, están en todas partes en la cultura occidental. Las películas, los programas de televisión, los libros y más parecen centrados en ese momento mágico en el que dos personas finalmente comparten un beso. Quería ver cuán importante era este comportamiento aparentemente pequeño y común para las relaciones románticas. En otras palabras, quería saber si los besos románticos eran importantes o no”, dijo.
Los investigadores encuestaron a 1.605 participantes que habían estado en relaciones comprometidas durante al menos dos años. Después de controlar el estado civil, la orientación sexual, la duración de la relación, la educación, la edad y otros factores, los investigadores encontraron que aquellos que informaron que besaban a su pareja con más frecuencia también tendían a informar niveles más altos de excitación y satisfacción sexual durante sus dos últimos años de experiencias sexuales. Besar también se asoció positivamente con experimentar un orgasmo.
“Besar puede ser una herramienta útil para ayudar a fortalecer los aspectos emocionales y sexuales de las relaciones. Besar más puede aumentar la excitación sexual, la probabilidad de experimentar un orgasmo durante las relaciones sexuales y aumentar los sentimientos de apego seguro entre las parejas. Si bien es una pequeña parte de las relaciones románticas, es importante no olvidarlo”, reconoció Hanna-Walker al sitio web de noticias sobre psicología y neurociencia PsyPost.
Y añadió: “La literatura sobre besos sugiere que los hombres y las mujeres piensan en besar de manera diferente. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que los hombres creen que besar es más importante durante el comienzo de las relaciones o antes de una experiencia sexual. Por otro lado, las mujeres parecen darle más importancia a los besos a lo largo de la relación y no solo al principio”.
Para Literat, “cada persona puede tener sus preferencias en lo que respecta al acto de besar, igualmente que en lo referido a otro tipo de contacto físico y acercamientos. Por eso, el mejor besador es aquel que puede besar a la otra persona exactamente como a él o ella le gusta”. “En Sexologia Clínica, existen ejercicios que realizan los pacientes como ‘tarea para el hogar’, que consisten en destinar 10 o 15 minutos al día a enseñarle a la pareja como uno quiere que lo besen y a aprender a darle al otro sus besos preferidos. Además de ser muy útil, podría ser una manera realmente placentera de celebrar este día”, concluyó la especialista.