El Día de las Madres en Venezuela es uno de los momentos más marcados en la agenda, donde la familia hace lo posible para que las mamás sean las consentidas de ese día; sin embargo, en los últimos años, una fecha esperada se convirtió en amargua y de extrañesa, incluso de lágrimas para muchos venezolanos.
Con más de cinco millones de desplazados en el mundo, los encuentros por el «Día de las Madres», se han «resuelto» por medio de la tecnología haciendo que una pantalla de teléfono, tablet o computadora se vuelva solo un «click» de separación.
Es algo como las imágenes que se viralizan en navidad, cuando están los padres comiendo en la sala y acompañados de computadoras y de tablet, siendo así la nueva «realidad», es la que también se asoma en las fechas del «Día de las Madres».
Cabe acotar que, no solo por celebración se usa este método, y es que con el éxodo masivo los hijos en Venezuela son los que tienen que usar esta alternativa para que sus madres los críen. Exactamente, las madres emigran y crían a sus progénitores por llamadas internacionales, imágenes, vídeos, entre otras comunicaciones por medio del Internet, el cuál es otro tema bastante complicado en el país.
Y si no es el éxodo, la penumbria está en la cárceles venezolanas, primero los gastos que esto involucra entre el transporte público y las rutas si se encuentran en otro estado para poder verlos, lo cual, a veces no es posible, debido al «sistema seguridad» del régimen de Nicolás Maduro.
Un ejemplo es el Centro Penitenciario de Oriente bautizado como «El Dorado», considerado por la máxima penal del país, lo único que brillla es la esperanza.
Las mamás van a servirles cualquier alimento como arroz, galletas, desodorante, dado a que en las penintenciarias no cumplen con los servicios básicos para los reclusos. Pero, cuando llega a la entrada del lugar se someten a un calvario y horas de espera que a veces terminan en rechazo para ingresar al lugar.
Pero al menos en estos dos casos la vida persiste, mientras que otras madres han tenido que conmemorar su día con sus hijos bajo tierra.
Muertos por protestas, por la delincuencia, la inseguridad o por enfrentamientos, hasta por estar en el lugar equívocado e incluso, la más dolorosa, no haber tenido los recursos para solventar una enfermedad que requería de clínica y muchos medicamentos.
Este último punto es el que se resume a la crisis venezolana, debido a que la situación solo es posible sostenerse por algunos.
A comienzos de año, se registraron -por dos semanas consecutivas- la muerte de recien nacidos por COVID-19. Y si esto no era suficiente, cerrando el 2020, en una embarcación que salió del estado Sucre para Trinidad y Tobago desapareció y luego los cuerpos de las víctimas se encontraron flotando en las aguas de el Caribe. Lastimosamente en este traslado fallecieron niños, adolescentes y bebés.