La ciudad de Minneapolis inició el jueves la reapertura de la intersección donde un año atrás murió George Floyd y desde entonces se convirtió en un memorial al afroestadounidense cuya muerte generó una ola de violentas protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos.
Antes del alba, empleados de la ciudad comenzaron a quitar las barreras de concreto que bloqueaban el acceso a ese lugar donde Floyd murió asfixiado por la rodilla de un policía blanco el 25 de mayo de 2020.
Los operarios instalaron paneles para crear un rotonda en torno a la estatua de un puño en alto que fue ubicada en el centro de la rebautizada «Plaza George Floyd».
Durante más de un año activistas ocuparon el lugar con el reclamo de que se reabra solo cuando la policía reforme sus procedimientos. En la mañana del jueves, miembros de una asociación local de vecinos estaban allí para apaciguar la tensión mientras se realizaban los trabajos.
El sitio se convirtió en un símbolo de las fracturas causadas por el racismo y la opresión de los ciudadanos negros en Estados Unidos y cuenta con numerosos murales, un jardín y otras instalaciones. Pero también es un lugar peligroso en donde la policía no es bienvenida.
Los tiroteos son frecuentes, especialmente de noche, y han causado una docena de muertos y heridos en la zona, según las autoridades.
La policía no está involucrada en la operación de reapertura de la intersección.
Y la ciudad «esta ocupada en preservar las obras de arte y objetos» del lugar, dijo la concejal Sarah McKenzie.
Las autoridades querían reabrir el tránsito en ese lugar, pero esperaron hasta el final del juicio del ahora expolicía Derek Chauvin, quien fue condenado en abril por la muerte de Floyd.
Para colaborar en la recuperación de la zona, la familia de Floyd prometió aportar 500.000 dólares de los 27 millones que recibirá de la ciudad como indemnización.